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El soldado estadounidense que asesinó a 16 civiles afganos podría sufrir la pena de muerte

El Ejército estadounidense extendió la detención de un soldado que masacró a sangre fría a 16 mujeres, niños y hombres afganos y que enfrenta una posible pena de muerte por el brutal asesinato, en medio de la creciente indignación popular en Afganistán con las tropas norteamericanas.

Un día después de que los talibanes prometieran vengar el crimen de los civiles, milicianos de ese movimiento islamista dispararon hoy contra dos hermanos del presidente afgano cuando abandonaban uno de los poblados del sur de Afganistán donde ocurrió la masacre tras participar de los funerales de algunos de los muertos.

Los dos hermanos de Hamid Karzai y otros altos funcionarios de la delegación escaparon ilesos en sus vehículos, pero un soldado afgano murió y otros dos resultaron heridos en el ataque en Balandi, uno de los dos poblados de la provincia de Kandahar donde tuvieron lugar los asesinatos, el domingo pasado.

El atentado llegó luego de que las imágenes de chicos que fueron víctimas de la matanza comenzaran a recorrer Afganistán difundidas por canales de TV locales y luego subidas a redes sociales y blogs, y también coincidió con las primeras señales de una reacción popular que hasta ahora no se había manifestado mucho.

Cientos de estudiantes salieron a las calles en Jalalabad, 125 kilómetros al este de Kabul, para protestar por el asesinato al grito de ¡Muerte a Estados Unidos! y ¡Muerte al soldado que mató a nuestros civiles!».

Los jóvenes quemaron una efigie del presidente estadounidense, Barack Obama, y exigieron el juicio público del soldado, que se entregó luego de la masacre pero que aún no fue identificado.

En Kabul, el vocero de la coalición militar bajo mando norteamericano, coronel Gary Kolb, dijo que hoy se completó un período de 48 horas de evaluación de fundamentos de la detención del soldado sospechoso y se decidió que hay motivos para que el efectivo siga bajo custodia, informó la cadena CNN.

Hasta ahora, lo único que se informó oficialmente sobre el soldado es que es un sargento de 38 años, casado y padre de dos hijos, entrenado como francotirador y que recientemente sufrió una herida en la cabeza cuando estuvo desplegado en Irak.

Ayer, el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, dijo que el soldado podría enfrentar la pena de muerte en caso de ser sometido a un juicio ante un tribunal militar.

En Washington, Obama expresó hoy su más firme condena al crimen, en el tercer día seguido en hablar en público sobre el hecho.

«Estados Unidos toma esto tan seriamente como si fueran nuestros propios ciudadanos y nuestros propios hijos los que fueron asesinados», dijo Obama en la Casa Blanca.

«Puedo asegurar al pueblo estadounidense y al pueblo afgano que seguiremos los hechos hasta donde nos lleven, y garantizaremos que cualquiera que haya estado involucrado sea considerado plenamente responsable con toda la fuerza de la ley», agregó, citado por CNN.

En incidente, que llegó semanas después que la quema de ejemplares del Corán en una base estadounidense en Afganistán desatara protestas en las que murieron unos 40 afganos, además incrementó presiones en Estados Unidos para acelerar la retirada de las tropas, que está previsto se complete en 2014.

En este sentido, el diario The Washington Post informó en su edición de hoy que el gobierno estudia sacar de Afganistán el año próximo a 20.000 soldados más de lo previsto, pero cuenta con la «firme oposición» de los jefes militares.

Sin embargo, la Casa Blanca desmintió la información.

«En estos momentos no hay una discusión sobre números u opciones específicas. Las informaciones son, sencillamente, incorrectas», zanjó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

En Afganistán, el vocero de los talibanes Qari Yousef Ahmadi reivindicó en nombre de su movimiento el ataque en el poblado de Kandahar contra la delegación oficial que integraban los hermanos del presidente Karzai, Qayum y Shah Wali Karzai.

La policía local dijo que los talibanes llegaron en moto a Balandi y abrieron fuego desde detrás de una línea de árboles distante contra la delegación, que también conformaban el gobernador de Kandahar -la provincia donde nació el movimiento talibán- y el ministro de Asuntos Tribales y de Frontera.

Fuerzas militares respondieron el fuego y mataron a tres de los milicianos, dijo el jefe de policía de Kandahar.

Nueve de los 16 civiles asesinados en Balandi y el cercano poblado de Alkozai eran niños y tres eran mujeres, y algunos de sus cuerpos fueron quemados, según la Presidencia afgana.

La delegación que visitó los poblados participó de funerales y se reunió con testigos y familiares para recabar información sobre los hechos, dijo Abdul Ayubi, un diputado que integró la comitiva.

El gobernador de Kandahar, Tooryalai Wesa, dijo a los lugareños que el soldado era mentalmente insano y estaba enfermo, pero los pobladores le respondieron a los gritos y lo acusaron de defender a los estadounidenses en vez de a ellos, agregó Ayubi.

Antes del tiroteo, la delegación logró acordar, sin embargo, una compensación para los familiares de las víctimas: 2.000 dólares por muerto y 1.000 por cada herido, señaló el diputado.

Télam

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