El mandatario se mostró como un líder activo y recorrió la zona del desastre. La estrategia funciona y da impulso a su campaña, mientras Romney sufre un nuevo traspié. El demócrata ganaría una elección mundial.
La administración de la tragedia resultó la mejor campaña para Barack Obama. Activo e inmerso en la zona del desastre, el actual mandatario suspendió sus actos proselitistas leyendo la importancia de demostrar liderazgo en medio de una catástrofe histórica en Nueva York y la zona este, que afectó a más de 60 millones de personas, y anuló las opciones de su rival republicano, Mitt Romney.
Ayer y por tercer día consecutivo, Obama prefirió concentrarse en su trabajo como presidente que en su candidatura a la reelección y visitó Atlantic City y otras ciudades en Nueva Jersey, golpeadas por el huracán Sandy. Allí, atestiguó la devastación ocasionada en los vecindarios y por las calles, cubiertas de arena arrojada por la marea desde las playas cercanas. En un centro comunitario, dijo que una de sus prioridades es el restablecimiento de la energía eléctrica. “No toleraremos ningún papeleo, no toleraremos ninguna burocracia. Vamos a asegurarnos de que reciban la ayuda tan pronto como nos sea posible”, afirmó.
La estrategia salió bien, ya que, según una reciente encuesta, ocho de cada diez votantes probables creen que el mandatario realizó un trabajo “excelente” o “bueno” frente a la supertormenta, e incluso dos terceras partes de los que apoyan a Romney para las elecciones del 6 de noviembre creen que el demócrata está haciendo un buen trabajo.
Traspiés republicanos
Mientras el golpe de efecto funciona para Obama, su rival se pierde en explicaciones confusas. El conservador tuvo que salir a aplacar las críticas por afirmar, meses atrás, que privatizaría la agencia federal que se ocupa de las catástrofes naturales. En un contexto nada propicio, la vocera republicana debió salir a defenderlo y afirmó que “siempre se asegurará de que los fondos para los desastres estén ahí para aquellos que lo necesiten. Punto”.
Finalmente, en una elección de impacto global, se conocieron datos poco influyentes en el escenario político estadounidense, pero por demás significativos, ya que el actual presidente ganaría los próximos comicios en todo el planeta, excepto en Israel. Los datos son contundentes: según la consultora Gallup, un 81% de los encuestados alrededor del mundo votaría por Obama, mientras el 19% prefiere a Romney. Además, un 42 por ciento afirmó que votaría si pudiera, debido a la gran influencia que tiene el resultado de la elección en EEUU. Sin embargo, y una vez más, la decisión está en manos de los norteamericanos.
De números y víctimas
La furia de Sandy ocasionó 50 muertes en Estados Unidos tras su paso por la costa este y forzó a Wall Street a cerrar por dos días seguidos, un hecho que no ocurría desde hace 124 años. En la reapertura, Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, tocó la campana e inició las sesiones de la Bolsa junto a Duncan Niederaurer, su jefe ejecutivo, quien lamentó que los mercados hayan reaccionado tarde y decidieran tener abiertas sus acciones hasta el lunes por la mañana.
Sin embargo, el huracán no arrasó con la Bolsa, que abrió ayer en alza, empujada por los sectores de industrias y servicios. El Dow Jones industrial rozó los 33 puntos, con una suba del 0,3 por ciento, mientras al sonar la campana, el índice S&P 500 se encontraba cinco puntos arriba.
En el marco de un mercado volátil, los analistas son cautelosos porque los inversores no compran ni venden acciones desde la semana pasada. Pero la atención estará enfocada en este viernes, cuando el Departamento de Trabajo de EEUU lance el último reporte de empleo antes de las elecciones presidenciales.
Respecto al temporal, el más devastador en los últimos 108 años, Bloomberg atinó a concluir, más atento a los números de la Bolsa que a la media decena de víctimas, que “la naturaleza es mucho más poderosa que nosotros”. Claramente, señor alcalde.
Imagen: Alto Nivel
Fuente: Diariohoy.net