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¿Qué hay detrás del nuevo discurso del gobierno sobre la competitividad?

El kirchnerismo ahora busca bajar la inflación impulsando la reducción de costos en las empresas, por medio de la incorporación de tecnología y la innovación. Pero los economistas advierten que mientras no se baje el nivel de emisión y el gasto público «no es más que un parche».

Fuente: La Politica Online

El gobierno salió a reflotar la idea de “competitividad” como un mecanismo para bajar la inflación, dándole un guiño así al ex ministro de Economía Domingo Cavallo, quien en el 2001 había lanzado un plan de ajuste bajo esa premisa.

Ahora fue Guillermo Moreno el que planteó a la competitividad como el desafío del 2013. “La discusión del año 2012 fue el superávit comercial y la discusión para el año 2013 es la competitividad de la economía”, le había dicho el Secretario de Comercio Interior al diario BAE.

Una fuente oficial comentó a LPO que el plan del gobierno en este aspecto es “empezar a trabajar en las estructuras de costos para que vayan mejorando los precios finales de las diferentes ramas de producción”. “La idea es llegar a precios relativos más lógicos”, agregó dicha fuente.

Según pudo saber este medio, la concepción del gobierno con este esquema es buscar “un ancla más racional a los aumentos de precios” y “salir del facilismo de que los costos se arreglan devaluando”. Por otro lado, desde el oficialismo sostuvieron que del lado patronal “está la simplificación de que si aumentan los salarios un 20% los costos te aumentan en esa cifra, cuando en realidad no es así”. Y aclararon que “no está puesto el eje en lo salarial”.

Es que tanto Moreno como el viceministro de Economía Axel Kicillof y la ministra de Industria Débora Giorgi coinciden en que la inflación está alta. Por eso, como adelantó LPO, formaron un equipo para evitar que las subas salariales estén por encima del 20%.

Esta es la vía de escape que encontró el kirchnerismo para combatir la inflación, que según las consultoras privadas, en el 2012 fue de más del 25%. Las propuestas repetidas por la mayoría de los economistas (bajar la emisión y el gasto) no tienen perspectivas de ser adoptadas: en diciembre pasado el Banco Central imprimió nada menos que 40 mil millones de pesos, la mitad de lo que emitió en todo el año.

El “Vasco” De Mendiguren habló del tema hoy por medio de su cuenta de Twitter, @dmvasco. “Tenemos que trabajar para no caer en la lógica pendular, seguir trabajando sobre la competitividad”, afirmó el titular de la Unión Industrial Argentina. “La competitividad tiene que ver con el transporte, la logística, el sistema tributario, el tipo de cambio, el sistema laboral”, agregó vía esa red social.

Y a continuación le dio un guiño al gobierno. “La competitividad debe ser sistémica y permanentemente monitoreada, como está planteado que lo haga la Subsecretaría de la Competitividad”, twitteó el empresario.

Esa división está al mando de Augusto Costa, la mano derecha de Axel Kicillof, y fue creada especialmente cuando el viceministro de Economía entró junto a todo su equipo del Cenda al gobierno, en el 2011.

La visión de los economistas

Santiago Urbiztondo de Fiel explicó que “lo que intentan hacer es contener las presiones inflacionarias”. “Buscan que cuesten menos los productos no porque sean más eficientes sino porque se pague menos”, criticó el especialista en regulación pública.

“Es un parche, se habla de mayor competitividad en un marco de crecimiento en el gasto público y de la emisión monetaria”, enfatizó Urbiztondo. “Es muy complejo lo que hace falta, se necesita de un plan consistente” si se busca mejorar la competitividad, apuntó el economista.

Las mediciones internacionales de competitividad advierten que la Argentina se ha deteriorado en ese ámbito. Según la publicación Doing Business del Banco Mundial, que presenta un ranking de competitividad económica de 185 países, entre los años 2005 y 2012 Argentina bajó desde el puesto 77° al 124°.

La tarea de Giorgi

El ministerio de Industria es uno de los brazos clave para esta nueva tarea del gobierno. La semana pasada, Débora Giorgi se reunió con 10 importantes empresas de los rubros más variados. “Son iniciativas que dan tremendos saltos de competitividad y calidad, trascienden las fronteras, sustituyen importaciones y traccionan a las cadenas de valor”, dijo Giorgi en ese entonces.

Las inversiones permitirían ganar competitividad por medio de: equipamiento tecnológicos de última generación, procesos innovadores, mejoras en la logística, automatización de procesos productivos, incorporación de producción in house de procesos antes tercerizados, incremento de la productividad de los trabajadores, aumento de escala y reducción del consumo energético.

Competitividad genuina y espúrea

El economista de la UBA Carlos Bianco, que actualmente ocupa un puesto en la Cancillería, publicó hace unos años un trabajo titulado “¿De qué hablamos cuando hablamos de competitividad?”. En el mismo distingue entre dos tipos de “ganancia” de competitividad: la genuina y la espúrea. La genuina es aquella que permanece invariable a lo largo del tiempo. Por el contrario, la espúrea es una mejora solamente transitoria. En este último caso se encuentran las devaluaciones y los ajustes salariales. Estas pueden realizarse en un período más corto y por lo general tienen efectos regresivos en la distribución del ingreso.
Dentro de las genuinas encuentra a las mejoras técnicas y organizaciones en las empresas.

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