La partida del santafesino Oscar “Cachi” Martínez dejó al kirchnerismo con graves problemas para reunir la mayoría. Justo al inicio de la campaña electoral, la bancada que ahora presidirá Juliana Di Tulio quedó a merced de aliados eventuales, algunas con muestras de ser advenedizos.
La holgada victoria de 2011 en todas las provincias presagiaban al menos un tiempo de tranquilidad para el kirchnerismo en el Congreso luego de haber quedado en minoría por dos años y necesitar del veto presidencial para no sufrir leyes adversas.
Pero la paz duró mucho menos que lo esperado: quien suceda como jefe de bloque a Agustín Rossi, flamante ministro de Defensa, no estará en condiciones de garantizar el quórum para cada sesión y necesita de la voluntad de un grupo de aliados que si bien hasta ahora parece dispuesto a no complicarlo, por naturaleza, se cotiza cada vez más.
Los números dan cuenta de que en esta gestión de Cristina Kirchner no hizo más que espantar diputados, aun cuando no hubo leyes que provocaran revueltas en las provincias como en 2008 fue la 125, que le restó 15 diputados y 12 senadores.
Junto a sus aliados el FpV se acercaba el año pasado a los 140 votos y ahora a duras penas puede llegar a los 129 del quórum.
Ayer tuvo el último golpe de gracia: Oscar “Cachi” Martínez, el santafesino que ingresó con partido propio pero en la lista del FpV, se desmarcó del Gobierno, no apareció y se ya no integra la bancada oficial.
Es el sexto diputado que lo hace en este año y los anteriores no revieron nunca su decisión: Jorge Yoma, Juan Moyano, Omar Plaini, Blanco de Peralta (esposa del gobernador de Santa Cruz) y Mabel Müller. Las fugas se debieron a rupturas con la Nación y Rossi no tuvo otra opción que salir a buscar reemplazos.
Además de restar con sus peleas con gobernadores y sindicalistas, Cristina sacó de la Cámara a Martín Sabbatella sin importarle que no podría ser reemplazado por otro oficialista y tuvo que optar por una licencia. Quien le sigue en la nómina es Jorge Ceballos.
La supuesta vuelta de Felipe Solá y de sus dos incondicionales Raúl Rivara y Roberto Mouillerón, promocionada luego de las primarias, duró un suspiro: el ex gobernador pronto se desmarcó y este año ni siquiera da quórum.
Así las cosas, Rossi tiene 111 propios, 7 de Santiago del Estero, 4 de Nuevo Encuentro, 2 del PJ La Pampa y los salteños hasta ahora siempre listos María Viñuales (Partido Renovador) y Walter Wayar.
A 129 llega con los tres del Movimiento Popular Neuquino hasta ahora nunca bloquearon una votación, aunque les gusta dar falsas señales de autonomía como la votación en contra que ayer dio José Brillo, cuando Rossi podía sancionar la ley sin él.
Por fuera de este grupo el kirchnerismo tiene aliados que han mostrado que puedan fallar, como el fueguino Jorge Garramuño, con partido propio en su provincia, quien votó en contra de la reforma judicial y ayer votó el blanqueo de capitales.
La misma conducta tuvo el matancero Rubén Ledesma, quien entró por Unión Pro pero supo acompañar al Gobierno muchas veces. En la Cámara lo conocen por negociar temas minúsculos en votaciones claves.
Garramuño, Ledesma, los tres neuquinos, Wayar y Mariana Veaute, una ex del escindido Frente Cívico de Catamarca, se reúnen cada mañana previa a la sesión para intercambiar posturas. Si bien no siempre votan igual, como grupo no bloquearon las últimas leyes cuando tenían las armas para hacerlo.
Es que son, desde la última sesión, quienes tienen la manija del quórum y lo saben. De hecho en el debate de la reforma judicial, Veaute se burló de la campaña de las ONG, dio notas diciendo que votaban en contra, pero dio quórum.
Ayer, Garramuño habló por todos. “Teniendo en claro la cuestión técnica del proyecto y desconociendo el grado de aceptación en términos económicos que el mismo pueda lograr, este interbloque entiende que una de las funciones del legislador es la de acompañar las iniciativas que desarrollen los restantes poderes del Estado mientras ellas tengan racionalidad y sean para beneficio de la población, cuestiones que en esta situación, pese al sinsabor que nos queda, creemos cumplimentadas”, explicó.
Para lograr el quórum Rossi tiene la ayuda del salteño Alfredo Olmedo, quien por decisión propia siempre llega primero a las sesiones, convoque quien la convoque, pero no pueden lograr que vote con el Gobierno. La indefinición de Sergio Massa ya tiene su correlato: su único ladero, Alberto Roberti, no da quórum y no vota.
En la Casa Rosada tampoco ignoran estas complicaciones. Cristina Kirchner realizó un anuncio en Villa La Angostura la semana pasada y el lunes tenía previsto oficializar la interconexión de una betería de 50 pozos al sistema nacional, que tuvo que ser suspendida por la inminente erupción del volcán.
Pero en la Cámara sueñan con que la presidenta no vuelva a pedir leyes express. Para el miércoles hay prevista una sesión de acuerdo para sancionar la ley de fertilización asistida. Y queda pendiente el nuevo Código Civil y Comercial, que Cristina aún tiene intenciones de retocar. Rossi espera que no le traiga un nuevo dolor de cabeza.
Fuente: La Política Online