Los drones ya vuelan en Brasil y se preparan para el Mundial. Compraron dos de los polémicos aparatos no tripulados, que pueden fotografiar un rostro a 9.000 metros de altura. Rearme y daños colaterales. Nota de Revista Veintitrés.
Por: INFOnews
La idea de dirigir aparatos a distancia es vieja. Todos los fines de semana y en diferentes clubes del mundo, miles de aficionados guían por radio control a sus modelos a escala que dibujan en el cielo las típicas cabriolas de los aviones militares en combate. Más acá en el tiempo y con el avance de la tecnología digital, se hizo posible pilotear naves comerciales o de guerra en casa con sólo un comando y una pantalla enfrente. Esa idea fue llevada al campo de los aviones teledirigidos, desarrollados para la observación, la fotografía y la guerra aire-tierra. El término “drones” (en inglés, zumbido o zángano) es aplicado a los VANT (vehículos aéreos no tripulados), cuyo uso se está generalizando en el área militar. Eliminar blancos móviles desde una posición remota del mundo ya no es exclusividad del campo de los videojuegos. Hoy existe una manera aséptica de localizar y matar sin riesgos para la propia vida, un viejo anhelo de los combatientes. A cada movimiento de joystick se puede navegar, dirigir la nave en picada, disparar cohetes y bombas, aniquilar.
Brasil, como todo país en vías de rearme, ya adquirió algunos ejemplares israelíes para la flota de su fuerza aérea. A comienzos de 2013 reforzó el equipamiento con dos drones por los que desembolsó unos 48 millones de reales (23 millones de dólares) y anunció su próxima utilización para fines pacíficos.
El uso de los drones genera una continua polémica, especialmente en los Estados Unidos, donde se cuestionan los vuelos como arbitrarios y secretos, y a espaldas de su población. Ese es el argumento de asociaciones como el Centro de Civiles en Conflicto en Washington, dirigido por Sara Holewinski, para quien la CIA debería dejar fuera de acción a los aviones no tripulados. Sin embargo, una encuesta difundió que el 62 por ciento de los habitantes dijo estar a favor de esas aeronaves. Recientemente, el gobierno de ese país anunció la muerte del número dos del movimiento talibán en territorio paquistaní, víctima del poder de fuego a distancia. Pero también debió admitir daños colaterales, ya que cuatro ciudadanos estadounidenses cayeron en Yemen y Pakistán tras varias incursiones aéreas. El argumento de Barack Obama es implacable: hay que defenderse de nuevas modalidades de terrorismo.