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Buenas expectativas por el nuevo canciller de Irán

Mohammad Javad Zarif, propuesta para ministro de Relaciones Exteriores por el presidente iraní Hassan Rohani, supone una muy buena noticia para quienes intentan que Teherán reenfoque sus vínculos con Occidente. Para la Argentina, que tiene decisiones bilaterales pendientes, es una noticia que se debería seguir con atención e interés.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El presidente iraní, Hassan Rohani intenta poner en marcha un gobierno de tecnócratas que reactive una economía debilitada por las sanciones occidentales y que restablezca el diálogo con Occidente en materia nuclear.

Son 18 ministros, con experiencia, que ya han servido en los gobiernos del moderado ex presidente Akbar Hashemi Rafsanjani (1989-1997) y el ex presidente reformista Mohammad Jatami (1997-2005).

Irán, cuya economía está estrangulada por las sanciones económicas occidentales, ha reducido sus exportaciones y el petróleo extranjero en un 50%, tiene la necesidad de reanudar las conversaciones nucleares con las grandes potencias para llegar a un acuerdo que elimine de forma gradual estas sanciones.

La elección de Mohammad Javad Zarif, el ex embajador iraní ante la ONU (2002-2007) como ministro de Relaciones Exteriores, ha sido muy elogiado por la prensa.

De personalidad moderada, Zarif, cercano a Rohani, ha desempeñado un papel muy activo en las negociaciones nucleares de 2003 y 2005, cuando Hassan Rohani era uno de los negociadores principales. Irán acordó en ese momento suspender el enriquecimiento de uranio como resultado de una serie de negociaciones con la troika europea (Francia, Gran Bretaña y Alemania).

«Con la necesidad de relajar el tono de Irán con Occidente, la elección de Zarif, que conoce las estructuras de poder de los países occidentales y tiene una larga experiencia internacional, es una de las mejores opciones de Rohani», dijo Sadegh Zibakalam, analista político.

Sin embargo, los sectores más conservadores ya han criticado la elección de varios ministros, en especial del de Energía, Bijan Namdar Zanganeh, que anteriormente ocupó el mismo cargo entre 1997 y 2005.

Tanto es así que, de la pluma de su director Hossein Shariatmadari, el diario conservador ‘Kayhan’ ataca directamente a Zanganeh. «¿Alguien que tiene tantas investigaciones abiertas por la firma de contratos puede tomar la dirección del Ministerio?»

El conservador Ramezan Shojaie, por su parte, criticó «la ausencia de mujeres y jóvenes». De hecho, la edad media de los ministros es de 58 años, según el diario ‘Jomhuri Eslami’.

Según la agencia Mehr, el gobierno tiene tres reformadores conservadores y cuatro independientes moderados. Pero el denominador común es que todos ellos tiene una posición moderada cercana a la del presidente Rohani.

Por ejemplo, el conservador Abdolreza Rahmani Fazli quien estará al frente del Ministerio del Interior. Del mismo modo, el Ministerio de Información ha sido asignado a otro conservador, Hodjatoleslam Mahmoud Alavi.

«Este es un gobierno neutral, que apoyará a los reformadores y conservadores», dijo Zibakalam.

«El equipo económico de Rohani es fuerte, competente y trabajará unido. El Parlamento debe saber que un equipo así será capaz de resolver los problemas económicos», ha escrito Ahmad Khoram, ex ministro reformista.

Sin embargo, según el diario conservador ‘Hafte Sobh’ algunos de los ministros elegidos no tiene la confianza mayoría conservadora del Parlamento. Y es que el Parlamento debe votar una moción de confianza la próxima semana.

Discurso

“Mi Gobierno va a hacer todo lo posible para fomentar la confianza entre Irán y el resto de los países del mundo”, aseguró el nuevo presidente de Irán, Hasan Rohaní, al jurar su cargo ante el Parlamento.

El clérigo de aspecto afable que ha logrado recuperar las esperanzas de los iraníes admitió que las sanciones internacionales suponen “una presión tremenda” para su país, pero también interpretó la alta participación en los comicios en los que salió elegido como una “defensa de los derechos nacionales”.

En un discurso de media hora en el que no pronunció ni una sola vez la palabra nuclear, pidió diálogo y respeto.

“Si quieren la respuesta adecuada [a la crisis nuclear], no utilicen el lenguaje de las sanciones, sino el del respeto”, manifestó Rohaní ante representantes de medio centenar de países. La mera invitación a la investidura, una primicia, se ha interpretado como un signo del cambio de rumbo que el nuevo presidente quiere imprimir a la política exterior.

“Quiero enfatizar que nunca hemos buscado la guerra con ningún país del mundo”, declaró, en una evidente alusión a los temores de Israel, cuyos dirigentes ven la posibilidad de que Irán adquiera la bomba atómica como una amenaza existencial.

No obstante, Rohaní dejó claro que los iraníes no están de rodillas ni dispuestos a ser humillados: “A Irán no se le puede someter con sanciones o con la amenaza de la guerra”, advirtió, provocando el aplauso de las gradas altas en las que había funcionarios, periodistas y técnicos.

La economía

Muchos observadores se muestran convencidos de que el éxito económico de Rohaní depende de que logre el consenso del resto de los dirigentes iraníes para solucionar el problema nuclear. A la vez, recelan de que los sectores más conservadores no vayan a ponerle la zancadilla. Además, está por ver cómo se va romper el círculo vicioso de las conversaciones nucleares en que tanto Irán como las grandes potencias esperan que sea el otro el que haga el primer gesto.

“No veo motivo por el que no vaya a poder cumplir sus promesas. Las políticas radicales de los últimos ocho años no han satisfecho a los votantes. Por supuesto, [los radicales] intentarán boicotear los esfuerzos de reforma, pero dado el estado de la economía tendrán que aceptar algunos cambios”, asegura el politólogo Sadeq Zibakalam, que da clase en la Universidad de Teherán.

En su opinión, las sanciones internacionales que afronta el país “son el mayor problema y a menos que Rohani logre revertirlas, lo que equivale a llegar a algún tipo de entendimiento con Estados Unidos o al menos con Europa, no va a tener éxito”. De ahí que considere esencial “alcanzar un entendimiento para reducir la animosidad entre Irán y Occidente”.

Sin embargo, el economista Saeed Laylaz discrepa del orden de prioridades. Este conocido reformista, que fue asesor de Mohamed Jatamí y luego de la campaña de Mir-Hosein Musaví (lo que pagó con un año de cárcel), estima que aunque “lo principal es la economía”, no es posible afrontar las reformas necesarias sin resolver primero la “fractura política”.

USA

La Casa Blanca dio la bienvenida al cargo al nuevo presidente de Irán, Hasán Rohani. «Felicitamos al pueblo de Irán por hacer oír sus voces en las elecciones de Irán», indicó en un comunicado Jay Carney, secretario de prensa de la Casa Blanca.

Carney señaló que la victoria de Rohani supuso una apuesta de los iraníes por el cambio, tal como el mismo clérigo había destacado, por lo que USA espera que la presidencia de Rohani suponga la puesta en práctica de políticas distintas, lejos de la confrontación con la comunidad internacional.

«Hacemos notar que el presidente Rohani reconoció que su elección representaba una llamada del pueblo iraní al cambio, y esperamos que el nuevo Gobierno iraní hará caso de la voluntad de los votantes mediante decisiones que lleven a una mejor vida para el pueblo iraní», añadió el comunicado.

Según Carney, la inauguración presidencial de Rohani «presenta una oportunidad para Irán de actuar rápidamente para resolver la profunda preocupación de la comunidad internacional sobre el programa nuclear iraní».

En su mensaje, USA expresa su disposición a tender la mano a Teherán, lo que llevaría a levantar las sanciones impuestas a ese país, si la nueva política gubernamental revisa la actitud de los últimos años. «Si el nuevo Gobierno escoge implicarse sustantiva y seriamente en cumplir las obligaciones internacionales y encontrar una solución pacífica a esta cuestión, encontrará un dispuesto socio en Estados Unidos», concluyó el comunicado de la Casa Blanca.

La buena voluntad expresada por Washington supone la reedición casi literal del mensaje que lanzó el presidente Barack Obama a su propia llegada a la presidencia, y que encontró con la negativa del presidente Mahmoud Ahmadineyad a dar marcha atrás al programa nuclear iraní y puso en evidencia cierta ingenuidad del equipo de Obama, que atribuía ciertos males simplemente a la gestión de George W. Bush.

Desde entonces, Obama ha incrementado la presión sobre Teherán, aumentando las sanciones impuestas sobre ese país, en colaboración con la Unión Europea y en gran medida con las Naciones Unidas. No obstante, la oposición de Rusia y la pasividad de China han impedido que el Consejo de Seguridad de la ONU haya expresado advertencias más tajantes sobre el progreso del programa nuclear iraní.

Fuente: www.urgente24.com

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