Se llamaba Aaron Alexis, tenía 34 años y desde mayo de 2007 hasta enero de 2011 trabajó como electricista de aviación de la Armada. El FBI confirmó la identidad del presunto responsable de la matanza que ayer mantuvo en vilo a la capital de Estados Unidos: 13 muertos y otros tantos heridos en un recinto militar situado a sólo quince minutos a pie del Congreso y a menos de cinco kilómetros de la Casa Blanca. El escenario de la tragedia es una «fortaleza» amurallada donde trabajan 20.000 personas, un laberinto de oficinas desde las que se controlan buques de guerra, submarinos y sistemas de defensa naval.
Los investigadores creen que Alexis entró en el recinto del Mando de Operaciones usando el pase de seguridad que todavía tenía validez debido a su trabajo como contratista para el Ejército. La escasa información sobre el tirador apunta, según los medios estadounidenses, a que estaba casado y que dos de sus hermanas viven en Nueva York. También que Alexis se había convertido recientemente al budismo y viajado varias veces a Tailandia.
Sobre las 8:20 de la mañana del lunes 16/09, se escucharon 3 disparos en el edificio 197 del Cuartel General de la Armada, desde donde se controlan algunos de los principales centros de operaciones de la Armada, situado al sureste de Washington, edificio que alberga a más de 3.000 personas. Según relató a la agencia Associated Press un testigo de los hechos, un civil que trabaja como analista de programas, el tirador disparó desde la balconada del 4to. piso hacia la cafetería que existe en el primero.
Tim Jirus, comandante de la Armada que trabaja en el edificio 197, declaró a los medios de comunicación que pudo oír mas disparos tras las primeras detonaciones y que, en medio de la confusión y poco después de conversar brevemente con un hombre sobre lo que estaba sucediendo, vio a este yaciendo en el suelo con un tiro en la cabeza.
Al menos 13 personas -incluido el asaltante- perdieron la vida este lunes 16/09, y 14 han resultado heridas en el Mando de Operaciones de la Armada en Washington DC, a menos de 5 Km. de la Casa Blanca y 2 Km. del Capitolio, cuando un hombre armado con un rifle de asalto, una pistola y una escopeta abrió fuego de forma indiscriminada. El FBI ha confirmado la identidad del tirador -a través de las huellas digitales- como Aaron Alexis, 34 años, residente en Texas pero nacido en Nueva York.
El tirador resultó muerto en el ataque, según confirmó la policía, que en principio aseguró tener “múltiples datos” que la situaban tras la pista de otros 2 posibles asaltantes, un hombre blanco y otro negro, el primero de los cuales fue absuelto de sospecha. Al concluir la jornada, la policía aseguó estar casi convencida de que la masacre había sido obra de un solo individuo. El FBI, a través de la agente encargada de la investigación, Valerie Parlave, aseguró que entre las víctimas no había ningún miembro en activo del Ejército.
Las primeras investigaciones, ahora en manos del FBI, tienden a descartar que se trate de un intento de sabotaje o de un ataque terrorista. Parece ser algo mucho más común en Estados Unidos: la obra de alguien con problemas mentales y acceso a armas de fuego. El expediente policial de Alexis, a quien se pudo identificar analizando las huellas dactilares de su cadáver, indica que en el pasado tuvo problemas con las armas pero ninguna relación aparente con grupos extremistas.
Original de Nueva York, en 2010 fue detenido en Texas por disparar una bala que acabó incrustada en el apartamento de su vecina de arriba, con quien había mantenido previamente una discusión y a quien por poco mata, según el testimonio que ella misma realizó ante la Policía. Tras ser arrestado, Alexis alegó que el arma se disparó accidentalmente mientras la limpiaba. Finalmente quedó libre, con una pena menor por abrir fuego dentro de un área urbana. Seis años antes había sido detenido en Seattle por disparar a las ruedas del vehículo que unos albañiles aparcaron cerca de su casa. Lo hizo, según el parte, porque le habían “faltado al respeto”.
De acuerdo a la descripción realizada a la prensa local por sus amigos, su vida tampoco parecía marcada por metas políticas o fanatismos religiosos. Después de ser despedido de la Armada, y tras varios trabajos inestables, fue fichado como técnico de una empresa de tecnología que mantenía un contrato con el Departamento de Defensa. Alexis, insisten sus amistades en Texas, era un tipo amable, agradable al trato y algo reservado, con una discreta afición por las armas de fuego.
En la prensa estadounidense no faltaban anoche los clásicos testimonios de incredulidad. “Vivió conmigo 3 años y era mi mejor amigo. No creo que él haya esto hecho. Tiene un arma pero no creo que sea tan estúpido. Nunca me pareció agresivo”, declaró al Star Telegram el tailandés Nutpsit Suthamtewakul, quien también dijo que Alexis era budista, que había visitado recientemente Japón y Tailandia y que acudía a menudo a un templo a meditar.
Durante todo el lunes 16/09 se especuló con la posibilidad de que hubiese actuado acompañado, e incluso se movilizó a la Policía para encontrar a 2 sospechosos que en teoría iban vestidos con atuendos militares. La idea, sin embargo, se fue diluyendo tras interrogar a los testigos y estudiar la escena del crimen. De suerte que las autoridades acabaron levantando el toque de queda sobre los cerca de 20.000 trabajadores del recinto, así como en las oficinas, escuelas, etcétera, de los barrios circundantes.
El lugar donde se produjo el tiroteo está fuertemente protegido. Sus 3 entradas, vigiladas día y noche, no se pueden sortear sin una acreditación válida. Aún es mayor la seguridad en el edificio 197, donde desarrolló la masacre y sede de la Comandancia de Sistemas Navales de la Armada. Uno de las interrogantes que quedan abiertos es cómo pudo Alexis entrar en la base militar. El FBI dice estar investigándolo y algunos medios citaban anoche a funcionarios anónimos para asegurar que podría haber utilizado la credencial de otra persona.
Los investigadores creen que Alexis entró en el recinto del Mando de Operaciones usando el pase de seguridad que todavía tenía validez debido a su trabajo como contratista para el Ejército. La escasa información sobre el tirador apunta, según los medios estadounidenses, a que estaba casado y que dos de sus hermanas viven en Nueva York. También que Alexis se había convertido recientemente al budismo y viajado varias veces a Tailandia.
Menos incertidumbres quedan en pie sobre el momento de la matanza. Según los testigos, Alexis se apostó poco después de las ocho de la mañana en un balcón interior situado encima de la cafetería del edificio 197. Desde allí abrió fuego contra los trabajadores que desayunaban, la mayoría civiles, hasta que fue abatido. “Apuntó contra nosotros y disparó. No podía creerlo. Todo el mundo corrió escaleras abajo. Se empujaban y caían al suelo. Cuando llegamos al exterior, la gente intentó escalar un muro para escapar. Era una auténtica locura”, narró Todd Brundidge, uno de los supervivientes.
Fuente: Urgente24