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Aliada con el Partido Verde, Bachelet cancelará un proyecto hidroeléctrico

De llegar al gobierno, cerrará el emprendimiento HidroAysén, que prevé la construcción de represas en ríos no contaminados. Asumió el compromiso tras un encuentro con el líder ecologista, que la apoyará en el ballotage.

Nota de Tiempo Argentino

Michelle Bachelet, favorita para convertirse en la nueva presidenta de Chile, reveló ayer que su gobierno rechazará el mega proyecto hidroeléctrico de HidroAysén y anunció que, “atendiendo a las voces de alerta”, revisará una ley sobre el uso de semillas modificadas en la agricultura de siembra directa. El anuncio fue hecho al cierre de un encuentro con el líder del Partido Verde, Alfredo Sfeir, en el que el dirigente ecologista le dio su apoyo para la segunda vuelta electoral del 15 de diciembre. Bachelet también se comprometió a revisar el privatista Código de Aguas, vigente desde los años de la dictadura cívico–militar.

“El proyecto HidroAysén es inviable y no contará con nuestro apoyo”, dijo Bachelet. La iniciativa, impulsada por el presidente Sebastián Piñera, contempla la construcción de cinco mega centrales hidroeléctricas en dos ríos incontaminados de la región patagónica –el Pascua y el Bakert–, con 2750 megavatios de potencia instalada y 18.430 gigavatios hora de energía media anual. HidroAysén es un emprendimiento conjunto de la española Endesa y la privada chilena Colbún que requerirá una inversión de 3200 millones de dólares.

Durante el mandato de Piñera, HidroAysén ha sido, junto con la situación de la educación, el tema más cuestionado y ha motivado jornadas que han movilizado a miles de personas de sur a norte del territorio chileno. Las manifestaciones se hicieron en rechazo al proyecto y en respaldo al reclamo de la comunidad mapuche, que perdería miles de sus antiguas tierras bajo las aguas de las represas.

Después de comprometerse a reformar el Código de Aguas de 1981, que otorgó al Estado la facultad de conceder derechos de aprovechamiento de aguas de forma gratuita y a perpetuidad a privados, y a reconocer ese recurso como un bien nacional de uso público, Bachelet también prometió revisar la Ley de Obtentores Vegetales, conocida popularmente como Ley Monsanto, rechazada por la sociedad civil y colectivos científicos. Uno y otra son asignaturas pendientes de su primer mandato presidencial (2006-2010).
Bachelet aseguró que en su gobierno habrá una “severa regulación en materia de transgénicos y conservación y protección de las semillas”, por lo que “nos hemos comprometido a revisar” los proyectos de ley que se discuten actualmente. “De acuerdo a la evidencia científica actual y atendiendo a las voces de alerta de diversas comunidades, es necesario una nueva mirada, porque de lo que se trata es de evitar el daño a la salud, pero también de proteger nuestra soberanía alimentaria”, añadió.

La Ley Monsanto implementa la adhesión de Chile al convenio de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales de 1991 (UPOV). Ese convenio, adoptado en París en 1961 y revisado en 1972, 1978 y 1991, fue ratificado por Chile tras la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que lo obliga expresamente a incorporarse a la última versión del UPOV. En setiembre pasado el campesinado colombiano estalló contra esa misma exigencia derivada del TLC pactado con Washington y obligó al presidente Juan Manuel Santos a prometer su revisión para que las semillas modificadas no tengan un status superior al de las simientes criollas.

Matthei, abandonada y sin votos

La candidata presidencial de la derecha chilena, Evelyn Matthei, destinará la última semana de campaña electoral con miras al ballottage, realizando un tour puerta a puerta y dialogando con los vecinos en clubes barriales y ferias callejeras. Prácticamente abandonada por la dirigencia derechista, que le reprocha su mal desempeño de la primera vuelta y la imposibilidad de que descuente la enorme diferencia apuntada por Michele Bachelet (más de 20 puntos), emulará así la forma de contacto con los votantes puesta en práctica por la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, quien puso en la calle a 100 mil voluntarios para convencer a los votantes, casa por casa, de que deben elegirla dentro de dos domingos.

Luego de reunirse con legisladores de los dos partidos derechistas que la respaldan –Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente– y con los «generalísimos» (los jefes de campaña), Matthei dijo que «para llegar a un gran resultado electoral, vamos a incentivar a los votantes en el terreno, para que participen de la segunda vuelta».

La única esperanza de la derecha de Chile radica entonces en que el casi el 51% de los electores que no votó en la primera ronda lo haga en la próxima y decisiva del 15 de diciembre y de esa manera sume más votos a la fuerza que hoy gobierna el país.

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