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México: a 20 años del tratado que iba terminar con la pobreza

El NAFTA se promovió como la panacea neoliberal, pero hay tantos pobres en ese país como en 1994. El acuerdo fue firmado por Canadá, Estados Unidos y México. En el sur del Río Bravo se perjudicaron los sectores agrarios.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o, en inglés, NAFTA), que compromete a México, Canadá y Estados Unidos, cumplirá el próximo 1º de enero 20 años desde su entrada en vigencia. El balance para las naciones participantes de este acuerdo, firmado en diciembre de 1992 por George Bush (padre), Carlos Salinas de Gortari y Brian Mulroney no es uniforme, ni entre ellas ni hacia dentro de cada una. Para México, fue la plataforma de lanzamiento para llegar a convertirse en la decimosexta potencia exportadora del mundo, aunque no le sirvió para erradicar la pobreza en el país, tal como se prometía en aquellos días.

«Las exportaciones representan casi el 50 % del producto interno bruto de México», dijo el economista Luis de la Calle, quien durante su gestión como ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Washington tuvo una participación activa en el diseño, promoción y aplicación del TLCAN. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía, las exportaciones pasaron de 51.886 millones de dólares en 1993 a 370.705 millones el año pasado, un aumento de 614 por ciento. Alrededor de 80% de las exportaciones de México van hacia Estados Unidos, su principal socio en el convenio, con un incremento de 571%, al pasar de 42.912 millones de dólares a 287.844 millones en el mismo lapso. Manuel Soberanes Cobo, de la agencia Efe, señaló que «no obstante, el auge exportador no ha hecho mella en los índices de pobreza de México». Y mencionó un diagnóstico del Banco Mundial divulgado en octubre, que indica que el 52,3% de los mexicanos vive en situación de pobreza moderada, frente al 53,1% de 1992.

A su vez, la pobreza extrema en el país pasó del 21,4% al 19,7%, una cifra que se dispara en estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, que registran tasas del 32,2, 31,7 y 23,2%, respectivamente. «Esos niveles son diez veces más elevados que los de Nuevo León, el Distrito Federal y Baja California (2,4, 2,5 y 2,7 por ciento)», según el estudio.

Otros analistas adjudican estas disparidades al diferente grado de integración de las economías locales al comercio global, en gran medida a raíz del TLCAN, y culpan también al convenio el hecho de que muchas pequeñas granjas y fábricas mexicanas hayan sido arrasadas por una ola de importaciones baratas procedentes de EE UU.

El propio secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, reconoce que el NAFTA «no ha sido capaz de derramar todos sus beneficios de forma pareja» y por ello defiende su modernización para lograr una integración productiva que arroje beneficios a la sociedad y mejore la competitividad de la región.

En su opinión, ello significa mejorar las logísticas de transporte, facilitar los cruces fronterizos, disminuir costos de transacción en el intercambio de mercancías y homologar normas en los sectores productivos.

De la Calle, por su parte, admite que el tratado comercial se quedó corto en algunos campos, y sugiere hacer acuerdos complementarios en las áreas de transporte, servicios de salud y educación. Sin embargo, insiste en que el comercio ha sido el principal motor de la economía mexicana y subraya su impacto regional y global.

Fuente: www.infonews.com

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