La ex vedette alcanzó un viejo sueño: ganó el Estrella de Mar y el Oro como Mejor actriz dramática por el clásico La Casa de Bernarda Alba. De esto habló con DIARIO DE CUYO. Estela Ruiz M. – Diario de Cuyo
Con la misma sencillez y simpatía que atiende a medios nacionales, Norma Pons contesta su teléfono. «¿Cómo es tu nombre querida, de dónde me llamás?\’ Será el preludio de una charla franca, donde esta respetada mujer de extensa trayectoria se explayará sobre un hecho reciente que le llena el alma. El lunes pasado, la artista que en los «70 lideró revistas junto a su hermana Mimí y que luego se volcó al teatro, ganó el premio Estrella de Mar a Mejor actriz dramática por La casa de Bernarda Alba, clásico adaptado y dirigido por José María Muscari que también le valió el Oro, ante colegas que la aplaudían de pie. Y con eso, Norma, abrazó aquel viejo y gran sueño de su vida. De ese momento dialogó con DIARIO DE CUYO.
– ¿Cómo vivió ese Oro Norma?
– No me lo esperé, porque siempre cuando apunto a algo, no miro para los costados. El sueño mío era el de actriz dramática y soñaba con ese premio porque es como las dos carátulas del teatro, la risa y el drama. Yo tengo el premio de comedia, el ACE, que gané cuando fui dirigida por China Zorrilla y compartía escenario con Hilda Ledesma. Y como soy una mujer muy de la comedia yo no creía que el drama iba a llegar a mi vida. Cuando llegó Bernarda Alba dije «ojalá lo gane, porque no todos los días me van a convocar para hacer drama\’. Soñaba con ese premio y lo gané y me dio mucha felicidad. Y el de oro me llamó mucho la atención… estoy muy agradecida al jurado y al público por este gran reconocimiento…
– La aplaudían de pie…
– No me di cuenta de nada, porque estaba muy emocionada por el primer premio, lo demás no sé, me obnubilé, tuve una noche muy rara, dejé de ser yo, hablé desde el alma y el corazón, porque me pasaron tantas cosas a lo largo de mi vida para llegar a este premio, que todo se me vino encima. Y como no me sé guardar cosas dije todo, y me pasó todo lo que me pasó, que ni sé lo que me pasó, sólo se que estaba muy feliz con mi premio de actriz dramática…
– Sus colegas la ovacionaron…
– ¡Te imaginas! Es muy fuerte tener a todos al lado mío. Y por sobre todo, la que tenía pegada era Moria Casán, y eso es bueno, porque es desde ese lugar de donde vengo. Ella sigue manteniendo su carrera en el show-business, ahí empecé yo… Qué camino largo transité…
– ¿Ese camino que la llevó de vedette a actriz fue buscado?
– Era lo que yo quería, pero empecé por otro lugar, la vida me fue llevando. La cosa era empezar, pero toda la vida me fui preparando para esto y bueno, me llegó. A algunos les llega antes, a otros después… a mí me llegó muy tarde, pero no importa, lo bueno es que llegó y que ya puedo descansar tranquila y decir «Lo logré, era verdad\’…
– Pero no reniega de sus orígenes…
– ¡No, cómo voy a renegar de mis comienzos y de lo que soy! Si no hubiera sido por eso, no sé si hubiera podido. En mi alma siempre seré vedette, pero también hice un camino que pocas lograron. Tita Merello, Iris Marga, Celia Guzmán, mujeres que también fueron de la revista y mirá a lo que llegaron… Marga, con quien tuve el orgullo de trabajar, fue la actriz más importante del Teatro Cervantes… Ninguna otra llegó a este lugar… Toda mujer que hizo revista puede llegar a lo que me pasa a mí ahora; pero la que no hizo revista, aunque sea una gran actriz, no podrá nunca incursionar en la revista, porque la revista no la va a dejar…
– ¿Cree que este premio le abre puertas a otros dramas?
– No querida, no me interesan las puertas que se me puedan abri, ya está, de acá en más permaneceré trabajando, que es lo único que sé hacer y de lo que vivo, pero proyectos y todas esas cosas, no… Ya vendrán más cosas lindas, porque me lo merezco, y lo que venga está bien… Dios ha sido muy generoso conmigo y no sé de qué manera agradecerle todo esto que me pasa. Ya está…. de acá en más, lo que venga será un regalo del cielo.
– Más allá del premio ¿se siente reconocida en el ambiente?
– ¡Claro! Y una cosa: el respeto que me tiene la nueva generación. Yo no te puedo explicar el cariño de varias criaturas que ahora las tengo como pollitas detrás mío, y después de haber trabajado conmigo ¡¿eh?! Sofía Gala, Juanita Repetto, que para mí son las veinteañeras más importantes del teatro y el cine ahora… Y mis compañeros, que me reconocen, me respetan y me quieren mucho…
– ¿Cómo se hace para sostener eso, a lo largo de tantos años, en un ambiente complicado?
– Es un trabajo muy fuerte, porque nuestra profesión y nuestro ambiente están llenos de tentaciones y todo es posible. Se puede llegar a lugares estelares de una manera muy fácil y fue en algo que no me metí, porque el sueño mío, desde la panza de mamá, era llegar a esto que gané, llegar a ser una actriz dramática cuando no me creyó nunca nadie hija… Tengo casi 55 años de profesión, tengo 70 años y recién ahora me entendieron…
– Extraño que no hayan creído en usted como actriz dramática…
– No sólo no confiaron, sino que cuando el ángel de Muscari se cruzó en mi camino -que me creyó, me entendió y preparó todo para mí- convocó a un equipo de actrices reconocidas, no importan los nombres, y todas dijeron que no. «¡¿Norma Pons de Bernarda Alba?!\’ Todas renunciaron y tuvo que armar otro equipo… ¡Hasta eso me pasó a mis 70 años!
– ¿Le dolió el desplante?
– ¡Cómo no va a doler! Por eso lo dije, me lo podría haber callado, porque no me gusta dar lástima tampoco, pero lo dije porque me dolió mucho. Escuchame, en 50 años algo aprendí ¿quién se creen que son? Y ahora ven el éxito de Bernarda…
– ¡Les pasó el trapo!
– (Risas) No lo sé, pero les demostré que yo era verdad.
– Además estuvo en una tira éxito como Farsantes, con un lindo papel…
– Sí ¿anduvo bien todo? Es que no pude verla porque ya estaba en Mar del Plata… Pero qué bueno fue trabajar ahí, un elenco tan lindo, la Siciliani, qué agradable… ella tiene mucho poder, no nos olvidemos, y hay que ver qué humilde y linda persona. Y Leonor Manso, un grupito muy lindo… Me hubiera gustado hacer una escena con Casero, con Chavez, lo que pasa es que llegué un poco tarde, pero qué bueno fue estar. Ellos también me mimaron mucho… Eso es bueno, el respeto de los jóvenes a los más grandes, una conducta que van teniendo, van sembrando, y si se comportan así, cuando lleguen a mi edad, van a cosechar lo que estoy cosechando yo. Con conducta, educación, respeto, trabajo, todo llega. Hay que prepararse mental y físicamente, estudiar y trabajar, pero todo llega eh! Por eso, apunten a una estrella y sigan el camino derecho, jamás lo tuerzan.