El gobernador bonaerense defendió las medidas que anunció el sábado para enfrentar la inseguridad, que fueron objetadas por funcionarios de la Casa Rosada. Más temprano, Mariotto dio marcha atrás con sus cuestionamientos
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El gobernador Daniel Scioli informó el sábado en conferencia de prensa que decretó la emergencia en materia de seguridad para la provincia de Buenos Aires por el término de un año. El mandatario complementó ese anuncio con un paquete de medidas que incluye $600 millones en equipamiento para las fuerzas de seguridad y la creación de alcaidías, entre otros puntos.
Aunque con algunas críticas, fuerzas opositoras como el massismo, la UCR y el PRO celebraron las iniciativas y adelantaron que acompañarían aquellas que deben pasar por el ámbito legislativo. En cambio, el kirchnerismo se diferenció: el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, dijo que «forma parte de su propia agenda (la de Scioli)» y el titular de la Sedronar, Juan Carlos Molina, sentenció: «Al plan de emergencia le falta la pata de prevención».
Fiel a su estilo, el gobernador recogió hoy el guante, pero sin confrontar. «No me preocupa que me peguen palos a mí, no quiero que le peguen más palos a la gente». El mensaje no deja mayores dudas acerca del destinatario; los únicos cuestionamientos llegaron de las filas oficialistas.
La respuesta de Scioli llegó durante la firma de un convenio de formación y capacitación del personal penitenciario de Florencio Varela, donde entregó 882 escrituras a vecinos.
«Pido con toda humildad la colaboración de todos los sectores para defender la vida», afirmó Scioli en el Polideportivo Municipal «La Patriada», donde estuvo acompañado por el ministro de Justicia, Ricardo Casal; el subsecretario de Política Criminal, César Albarracín; la jefa del Servicio Penitenciario, María Florencia Piermarini; y el intendente local, Julio Pereyra.
Llamó, además, a que el Congreso Nacional debata las iniciativas legislativas que buscan «luchar contra la droga y promover el desarme». También expresó su voluntad de continuar promoviendo acciones para que «el Estado llegue antes» y subrayó: «No se trata de que haya más presos en las cárceles, sino menos armas en las calle».
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