El Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición liderada por Henrique Capriles iniciaron el jueves 10/04 una ronda de diálogos en Venezuela, en el intento más serio a la fecha por aplacar la peor ola de protestas en más de una década en el país que ha dejado 41 muertos. Maduro, cerró la primera jornada de diálogo entre el gobierno y la oposición que se dio este jueves en Miraflores y que se prolongó durante casi seis horas, y anunció una nueva reunión para continuar el diálogo este próximo martes 15/04. Para eso designó una comisión de enlace integrada por el canciller Elías Jaua, el alcalde Jorge Rodríguez y el vicepresidente Jorge Arreaza.
Tras la intervención de Maduro, los expositores -11 por cada bando político- se turnaron en intervenciones de aproximadamente 10 minutos donde expusieron sus visiones de país y buscaron explicar el origen de las protestas que, tras dos meses, han dejado 650 heridos y casi 200 detenidos. Para los oficialistas, la crisis es producto de una «guerra económica» librada por sus adversarios políticos, pero para éstos es la mejor muestra de que el modelo estatista colapsó.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Comenzaron las conversaciones, auspiciadas por el Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se extendieron durante 6 horas, hasta la madrugada del viernes 11/04 y fueron transmitidas por todas las radios y televisoras de la nación petrolera, una condición que la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exigió para iniciar los diálogos.
La reunión, moderada por Nicolás Maduro, se desarrolló en el presidencial Palacio de Miraflores, a donde llegaron los principales líderes de la oposición y del oficialismo, para debatir alrededor de una larga mesa oval. El próximo encuentro, acordaron las dos partes, será el martes. «El camino para llegar aquí fue largo y complejo, pero valió la pena hacer el esfuerzo», dijo Maduro en un monólogo de apertura de 40 minutos. «Ojalá este esfuerzo tenga buenos resultados en las próximas horas, en los próximos días». Pero, rápidamente, el mandatario, un ex sindicalista y otrora chofer de autobús, puso los puntos sobre las íes. «Aquí no hay negociaciones, ni pactos, lo único que estamos buscando es un modelo de coexistencia pacífica, de tolerancia mutua», dijo el jefe de Estado, de 51 años.
Tras la intervención de Maduro, los expositores -11 por cada bando político- se turnaron en intervenciones de aproximadamente 10 minutos donde expusieron sus visiones de país y buscaron explicar el origen de las protestas que, tras dos meses, han dejado 650 heridos y casi 200 detenidos. Para los oficialistas, la crisis es producto de una «guerra económica» librada por sus adversarios políticos, pero para éstos es la mejor muestra de que el modelo estatista colapsó.
2 muertos más
Los opositores se mantuvieron firmes en las condiciones exigidas para iniciar el diálogo, entre ellas, liberar a los que denominan «presos políticos», desarmar los grupos allegados al Gobierno y renovar los miembros del Consejo Electoral, Contraloría y Tribunal Supremo de Justicia. La participación de Capriles, a quien Maduro derrotó por apenas 1,5 puntos porcentuales en las presidenciales del 2013, levantó el perfil de las conversaciones.
El líder opositor se había negado hasta ahora a participar en iniciativas de diálogo de Maduro, arguyendo que no se prestaría a «lavarle la cara al Gobierno». «O nosotros buscamos que de verdad haya diálogo (…) o esto cambia o esto revienta», dijo Capriles la madrugada del viernes en la última intervención opositora. «Yo espero que esto cambie porque no quiero la violencia». Mientras Capriles hablaba, el segundo hombre fuerte del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, escribió en su cuenta de Twitter con el ánimo confrontacional que dominó, por pasajes, el debate. «Definitivamente el asesino fascista Capriles tiene problemas, no entiende que perdió las elecciones de abril pareciera que le falta algo», escribió en @dcabellor.
Apenas minutos antes del inicio de las conversaciones, medios locales y políticos opositores anunciaron el fallecimiento de Mariana Ceballos, arrollada hace un mes mientras protestaba en la ciudad central de Valencia. «Una más que parte por defender Venezuela», dijo entre sollozos una de sus vecinas, citada por medios locales, que detallaron que la víctima estuvo desde mediados de marzo en cuidados intensivos de una clínica local. La mujer, de 35 años, se convirtió en la víctima número 41 por las protestas que comenzaron a principios de febrero.
Más temprano, la Fiscalía dijo que un policía fue baleado el miércoles cuando dispersaba una manifestación en Barquisimeto, la capital del estado de Lara.
La oposición culpa a Maduro por el deterioro de la economía, la escasez de productos básicos y la violencia que ha llevado a Venezuela a ser, según la ONU, el segundo país con la mayor tasa de asesinatos en el mundo.
El Presidente, por su parte, acusa a la oposición de sembrar el caos para provocar un golpe de Estado como el que desbancó en el 2002 a su antecesor, el fallecido Hugo Chávez.
Capriles
«Venezuela está muy mal, nuestro país está en una situación sumamente crítica», así lo declaró el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, al inicio de su intervención en la reunión de diálogo con sectores de Gobierno y oposición.
Capriles sostuvo que a la oposición «le duele Venezuela» y por tal razón asistieron a la mesa de diálogo, y solicitó «respeto» por la Constitución y que se termine la «persecución» de distintos sectores de oposición.
Preguntó al presidente Nicolás Maduro «¿Cómo vas a pedir respeto si tú no respetas? ¿Cómo le pides al país que te acepte? Si a la mitad del país le dices fascista. Es muy difícil gobernar un país con la mitad en contra».
«Mientras estés en esa silla tienes que respetar y reconocer a los venezolanos, ahora, si no quieres la silla, dilo», le dijo directamente al primer mandatario venezolano, al tiempo que indicó que «ahí está el reto», de gobernar para todos los venezolanos.
Comentó que al país se lo está «tragando la inseguridad, la criminalidad, que nos duele en el corazón llámese como se llame y que todos los años crece la violencia».
«Yo vengo a este palacio sin prejuicios, porque si se va a trabajar por la seguridad de nuestro pueblo, ahí voy a estar», dijo.
Pidió que se sume a la inseguridad el «problema económico» e indicó que el país, como está planteado, es «insostenible».
Reiteró Capriles Radonski la situación económica del país es grave y puso el ejemplo de personas que solo tienen como ingreso el salario mínimo no les alcanza para cubrir el costo de la Cesta Básica.
«Yo le dije a Nicolás el 14 de abril de 2013 en la noche que había que hacer una auditoría de las elecciones (…) Le dije que si nosotros perdimos por 1 voto tenemos que reconocerlo, pero si ganamos por 1 voto ustedes tienen que reconocer. Tu última palabra fue yo lo voy a consultar y nosotros le avisamos. Luego saliste en una cadena (diciendo) que yo te había propuesto un pacto y que tú no lo aceptabas. Y que estabas dispuesto a abrir todas las cajas. Luego salimos nosotros y solicitamos una auditoría», dijo.
Explicó que el Consejo Nacional Electoral dijo que sí se realizaría una auditoría pero con «unos términos distintos», y agregó que no se hizo la auditoría, tal como la había planteado.
«El TSJ dijo que la audiencia era impresentable. Nunca se pudo hacer un juicio. No era un tema de que me proclamaran a mí o te desproclamaran a ti. Todo lo que ha sido el secuestro del poder nos ha llevado a una crisis política (…) Yo sí plantee las elecciones municipales en una elección de carácter nacional, cosa que no aceptaste. No se logró, no desconocimos ningún alcalde», expresó.
«Nicolás has logrado estar ahí por el control que tienen de las instituciones. Lo saben todos ustedes, lo sabe el país. Ahora queremos que se resuelva la crisis en el país ¿Por qué? Porque si esta situación se sigue agravando tanto va a desencadenar en un golpe de Estado o un estallido social, cosa que no queremos».
Por otra parte, comentó que el 14 de abril el país «cambió, quieran o no reconocerlo (…) ustedes no han reconocido que hay una crisis política».
Recordó que hay 3 rectores del CNE con su período vencido, así como el puesto de Contralor General de la República y que no se ha designado un nuevo, así como varios magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.
«No vamos a hacer milagros»
Gobierno y opositores están bajo presión para encontrar una salida a la crisis. Las encuestas muestran que ambos han perdido popularidad desde el comienzo de las manifestaciones. Los cancilleres de la Unasur llevan varios días en Caracas presionando a ambas partes a dialogar. Pero el resultado de las conversaciones que empezaron la noche del jueves 10/04 es todavía incierto.
El Gobierno dejó claro que no iba a «pactar» con sus adversarios, aunque dijo que ve fórmulas para «reconocerlos». Y del banco opositor, también llegaron los deseos por poner los pies sobre la tierra. «No vamos a hacer milagros con esta reunión, porque mañana no se va a mejorar la economía, pero estamos construyendo», dijo el gobernador de Amazonas, el opositor Liborio Guarulla.
El N°2 del Vaticano, el secretario de Estado y cardenal Pietro Parolin, fue invitado a participar de las reuniones como «testigo de buena fe», pero no estuvo presente. En su lugar, como representante del Vaticano, participó el también italiano Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela. Giordano leyó una carta del papa Francisco donde el máximo líder de la Iglesia Católica llamó a la reconciliación.
En otra misiva, también leída por Giordano, Parolin lamentó no estar presente, pero aseguró que para próximos encuentros podría llegar a Caracas. También estuvieron presentes los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador. La mayor parte de los partidos de oposición acudieron al llamado de Maduro. Sin embargo, Voluntad Popular, el partido del dirigente encarcelado Leopoldo López, se negó a participar hasta que no liberen a su líder y otros militantes detenidos desde el inicio de las protestas.
María Corina Machado, otra dirigente del ala dura de la oposición, rechazó la oferta de Maduro alegando que el diálogo pretende «desmovilizar» el movimiento de protestas pacíficas. López y Machado encabezan el ala más revoltosa de la oposición y la mayoría de quienes permanecen en las calles se identifican con ellos, en detrimento de Capriles, que ha adoptado una actitud más cauta frente a las protestas. Como preámbulo de las conversaciones, estudiantes universitarios marcharon en el este de Caracas, intentando mantener la presión sobre el Gobierno de Maduro.
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