Vaticano. Grupo de 60 políticos reunidos en la Santa Sede solicitaron al Papa ser el mediador para que líderes mundiales tomen conciencia frente al deterioro del planeta.
El papa Francisco buscó este martes la complicidad de más de 60 alcaldes –entre los que se encontraban los de Nueva York, París, Buenos Aires, Bogotá o Madrid, pero también los de pequeñas ciudades de todo el mundo– para “cambiar el centro desde las periferias”.
se dirigió a los participantes en el foro sobre cambio climático y nuevas formas de esclavitud organizado por el Vaticano y les pidió “conciencia ecológica” para influir en las decisiones de la Cumbre sobre el Clima que la ONU celebrará a final de año en París.
En español se dirigió Bergoglio a los alcaldes venidos de todo el mundo. Lo hizo así porque su discurso no tenía previsto anunciar nada nuevo –todo estaba ya dicho en su reciente encíclica sobre ecología y durante su más reciente aún viaje a Latinoamérica–, sino encontrar aliados. “¿Por qué esta convocatoria?”, se sinceró Francisco ante los alcaldes, para explicarles a continuación: “Porque el trabajo más serio y profundo se hace de la periferia al centro, desde ustedes hacia la conciencia de la humanidad. La Santa Sede o tal país podrán hacer un buen discurso en la ONU, pero si no hay trabajo desde la periferia al centro, no tendrá efecto. Y ahí, en la periferia, es donde está el trabajo de los alcaldes”.
Pecado original
Un aplauso cerrado, unánime, respondió a un discurso breve, de apenas 20 minutos, con el que Bergoglio quiso demostrar dos cosas a los alcaldes: que lo suyo no es marketing –sino preocupación real por los más desfavorecidos– y que su guerra va más allá de los confines de la religión, sino compete a todos los males globales.
“La gente sufre los efectos de un descuido del ambiente. El mundo rural ya no les da oportunidades. Aunque con mucho respeto, se debe denunciar la idolatría de la tecnocracia. La tecnocracia lleva a crear desocupación”, dijo el papa.
Bergoglio dibujó ante los alcaldes un paisaje terrible que ya conocen –los altos índices de desempleo juvenil, las tasas de suicidio, la búsqueda de una salida tras falsos ideales que incluyen la delincuencia o el fanatismo– y lo vinculó a un pecado original.
La clave
Expertos y estudiosos ambientalistas sostienen desde hace tiempo que las ciudades son un eje clave para reducir el calentamiento global ya que las áreas urbanas suponen casi tres cuartos de las emisiones generadas por humanos.
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