Bergoglio acudió sin previo aviso a un local en el centro de Roma y sorprendió a los turistas y a los romanos que estaban en las adyacencias de la Plaza del Popolo.
El Papa Francisco entregó otra muestra de su sencillez y humildad, al acudir hoy personalmente y sin previo aviso a una óptica céntrica en Roma para renovar sus lentes y generó una conmoción entre los turistas y los romanos que se acercaron a saludarlo.
El Sumo Pontífice llegó al atardecer a la Optica Spiezia en la Vía del Babuino, cerca de la Piazza del Popolo, en el centro de Roma, en su Ford Focus, acompañado por su chofer y algunos policías de civil, dijo el testigo Daniel Soehe.
Una vez adentro del comercio, se sometió a un examen óptico y probó diversas monturas, según informó el diario vaticano «L’Osservatore Romano».
El propietario de la tienda, Alessandro Spiezia, relató a los medios después de la visita que el Papa le comentó que solo quería «renovar sus cristales».
«No quiero una montura nueva, solo necesito renovar los cristales. No quiero gastar», indicó Francisco, según el testimonio de Spiezia, que el año pasado le confeccionó gafas nuevas y que a su famoso cliente le gustaron tanto que le encargó una nueva receta.
«Se suponía que yo las llevara ayer al Vaticano, pero el papa dijo a su secretario ‘No, no quiero que Spiezia venga aquí; yo iré a Vía del Babuino», reveló emocionado Spiezia momentos después que Francisco se fue con sus gafas.
El propietario de la óptica también explicó que el pontífice le pidió que le indicara el precio del servicio, negándose a recibirlo como obsequio: «Por favor Alessandro, me dice lo que cuesta para pagarlo», le reprochó Bergoglio.
Fuente: La Capital