La policía húngara utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua, en medio de incidentes con cientos de refugiados que intentaban romper una puerta en la frontera con Serbia.
Poco antes, los refugiados habían lanzado piedras y palos de madera desde el lado serbio de la frontera contra la policía húngara, gritando «abran, abran».
Según la información, los incidentes se produjeron en un antiguo paso fronterizo en una carretera nacional que se cerró ante la crisis de refugiados.
Las autoridades respondieron con un mayor despliegue policial mientras un helicóptero sobrevolaba la zona.
La decisión de Hungría de cerrar la frontera externa de la UE con Serbia esta semana fue el intento más contundente a la fecha de un país europeo de poner freno al flujo de refugiados e inmigrantes que está desbordando al bloque.
La ruta por Hungría ha sido la principal usada por los migrantes que llegan primero a Grecia y que después caminan por la península Balcánica para alcanzar la zona de libre tránsito de Schengen y finalmente llegar a Alemania.
Con esa ruta cerrada, miles de personas siguen en los Balcanes buscando otras vías hacia el norte y el oeste, posiblemente por Croacia y Rumania, países que son miembros de la UE pero no forman parte de Schengen.
Periodistas de Reuters vieron cientos de inmigrantes, algunos de los cuales se identificaban como iraquíes, caminar por los campos cerca de la frontera oficial de Sid, cruzando entre Serbia y Croacia, que es miembro de la UE desde 2013.
Llegaron en autobús desde el pueblo serbio de Presevo, en el sur del país, tras cambiar de ruta tarde el martes hacia suelo croata luego de que Hungría selló su frontera.
Medios serbios dijeron que al menos 10 autobuses con migrantes habían salido de Presevo en la noche hacia Sid.
Hungría está levantando un valla de 3,5 metros de alto a lo largo de su frontera con Serbia. El Gobierno húngaro planea además extender la cerca al límite con Rumania.
APLICANDO LAS REGLAS
El mayor flujo de migrantes que entra en Europea occidental desde la Segunda Guerra Mundial ha sembrado discordia en el continente, avivando a partidos políticos de extrema derecha y poniendo en riesgo los avances de Schengen.
Hungría afirma que sólo está aplicando las normas de la UE con el cierre de su frontera y afirma que Serbia es un país seguro. Sin embargo, Naciones Unidas considera que Serbia carece de la capacidad para recibir a los refugiados detenidos en las puertas de Europa.
Alemania ordenó el domingo que se reintrodujeran controles fronterizos de emergencia para desviar el flujo de personas que querían llegar a Múnich.
Por su parte, Austria y Eslovaquia dijeron que la decisión de Berlín no les dejaba más opción que imponer controles similares.
Croacia dijo que permitiría a los migrantes que lleguen a Serbia seguir su camino. El país tiene una frontera con Eslovenia que les podría dar a los desplazados una nueva ruta para entrar en la zona de Schengen.
Fuente: Ámbito