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La UIA precisa de varios renunciamientos históricos

Con el paso al costado de Héctor Méndez no se resueven los problemas de la Unión Industrial Argentina. Para reorganizarse, el gremialismo empresario precisa de otros gestos y un debate. Intensas negociaciones se suceden por estas horas.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Héctor Méndez recuerda que Mariano Moreno, el implacabe fuego de Mayo, fue quien afirmó: «La renuncia de los hombres de bien, siempre son indeclinables». Por eso le enfurecen las especulaciones acerca del posible carácter no indeclinable de su abrupto final como presidente de la Unión Industrial Argentina.

«Imagínese Ud. cómo quedaría yo si ahora resultara que vuelvo a estar en funciones. Mi renuncia, en lugar de resultar una acción que permita preservar a la UIA terminaría resultando una especulación personal para permanecer en el cargo», se enoja Méndez, según un amigo que lo sorprendió muy temprano en la mañana del jueves 10/02.

Sin embargo, Méndez tendrá que reconocer que otros de sus colegas de la Celeste y Blanca, corriente interna de la UIA, sí esperan que la renuncia no sea indeclinabe y él permanezca un poco más en el cargo, tal como lo permitiría el estatuto vigente de la centra gremial empresaria.

No es la opinión de Méndez, dice el amigo suyo. «Nadie le consultó y por eso hablan», agrega.

Sin embargo, para Méndez la cuestión va más allá de su propia persona, que conoce tanto la UIA que «por 1ra. vez en 20 años, quien fue presidente volvió a serlo», y se imponen redefiniciones.

Algunos consideran que Javier Madanes Quintanilla no debería reaparecer en la escena de la UIA, en parte porque ni siquiera integra actualmente la nómina societaria, y tampoco José Ignacio De Mendiguren, el ex titular y ex ministro pro-devaluador de Eduardo Duhalde, que alguna vez fue industrial pero hoy día ya no lo es, e impide los acuerdos básicos necesarios en su propia corriente interna, el Grupo Industriales.

«Javier ya salió de escena», aceptan los amigos del presidente de Aluar. Ya lo había advertido Urgente24, apenas se conocieron las ruidosas declaraciones de Madanes al bisemanario Diario Perfil: el resultado podía resultar inesperado y hasta ayudar a quien pretendía cuestionar.

Ahora, sus reclamos quedaron en manos de Cristiano Rattazzi, el hombre de Fiat de locuacidad temible, cuando se lo propone. También le están solicitando que aplaque los adjetivos y cambie las formas verbales.

Todavía De Mendiguren no salió de escena, aunque sigue faltándole el consenso imprescindible para insistir con su precandidatura. Adrián Kauffman, el candidato alternativo, un grave error de Arcor, su empleador, y Techint, sí se apresta a retirarse de la grilla. Pero De Mendiguren, el hombre que se sentía otra vez presidente de la UIA e insiste en que él tiene el apoyo de un abanico de empresas, cámaras sectoriales y federaciones regionales, además de que Carlos Pedro Blaquier, el influyente hombre de Ledesma, le prometió su voto, y le acaba de ratificar que lo mantiene.

Pero habría que regresar en el tiempo para entender los sucesos que le han permitido a Celeste y Blanco bloquear algunas de las ambiciones de Industriales. En 2005 ocurrió el acuerdo de alternancia entre ambas corrientes internas de la UIA. Pero no puede ignorarse que aquello fue posible porque en 2005, y solamente en 2005, las porciones de la torta se encontraban casi empatadas. Un sector de la Celeste y Blanco dudaba entre permanecer o retirarse, y así creció el volumen del minoritario Grupo Industriales, que, a la vez, aglutina a empresas poderosas.

Pero, luego, todo volvió a la normalidad, y Celeste y Blanco parece tener más votos que Industriales, sector que, además, no consigue un acuerdo doméstico, y así comenzaron acontecimientos que no han concluido todavía.

Porque se siente más grande, Celeste y Blanco reclama votar.

Porque se cree acreedor de los acuerdos de 2005, Industriales exige el cumplimiento de la promesa.

En el medio Méndez tuvo la convicción de que la situación se le escapaba de las manos a todos, y por eso su renuncia, temiendo la fractura o alguna situación similar, que desea evitar. Pero para sentarse con todos a la mesa, él debe ser prescindente. No tener intereses personales. Ese es el mensaje de su alejamiento.

Si Madanes y Rattazzi dejaran de avivar las llamas, y Kauffman y De Mendiguren declinaran sus apetencias, ¿hay posibilidades de reconstruir una entidad gremial empresaria en problemas? Nadie lo sabe pero al menos podría debatirse en otro contexto.

Son horas de negociaciones y también de definiciones. No falta mucho para conocer alguna respuesta.

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