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Víctimas chilenas de abuso piden al Papa el fin de abusos y encubrimientos

Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, sometidos por el cura Fernando Karadima, aceptaron las disculpas de Francisco y reclamaron acciones ejemplares.

Foto: AP

Informe a la prensa. Cruz, Hamilton y Murillo tras relatar cómo fue la reunión con el Pontífice. Foto: AP.
Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, víctimas de abusos sexuales del cura chileno Fernando Karadima cuando eran menores, aceptaron ayer en el Vaticano la disculpa del papa Francisco, a quien pidieron que emprenda «acciones ejemplares» para acabar con la pederastia.

Tras ser invitados unos días en la residencia Casa Santa Marta, ayer comparecieron ante la prensa para relatar sus conversaciones con el Pontífice. Hablaron «de manera respetuosa y franca» y abordaron «temas difíciles como el abuso sexual, el abuso de poder y, sobre todo, el encubrimiento de los obispos chilenos», según contaron.

Unos casos que calificaron «no como pecados, sino como crímenes y corrupción» y que, según dijeron, no ocurren solo en Chile, sino que «son una epidemia» que afecta a la Iglesia católica.

Karadima fue condenado en 2011 por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia por estos hechos, que fueron encubiertos durante muchos años por el obispo de Osorno, Juan Barros.

En su viaje a Chile del pasado enero, Francisco defendió a Barros, pero a su llegada al Vaticano ordenó una investigación al obispo maltés Charles Scicluna, tras la que dijo que había sido mal informado.

Después pidió perdón a todas las víctimas y convocó a Cruz, a Murillo y a Hamilton al Vaticano para poder hablar con ellos en privado.

Ahora, el Pontífice argentino volvió a pedirles perdón en su nombre y en el de toda la Iglesia, un gesto que según Cruz refleja que el Papa «de verdad estaba mal informado» sobre lo que había ocurrido en Chile y sobre la responsabilidad de los religiosos que sabían de los abusos cometidos por Karadima.

Al respecto, Cruz le explicó a Francisco que obispos como Barros u Horacio Valenzuela «veían como Karadima tocaba y abusaba de jóvenes si estaban allí». Por ello, el pidió «que no le tiemble la mano» a la hora de actuar contra los religiosos que cometieron abusos y también contra los encubridores, porque «el perdón debe ir acompañado de acciones».

«Él dijo que va a tomar acciones (…). No sabemos cuáles son las acciones que va a tomar pero espero que sean muy rápidas», apuntó.

Hamilton, por su parte, admitió que Francisco, posiblemente, se esté enfrentando a «la mayor crisis» de la Iglesia católica, una «crisis interna que está matando la fe desde dentro».

Asimismo, dijo que le gustaría que en Chile se pusiera en marcha un proceso para juzgar a los religiosos responsables de abusos, y también a los encubridores, similar al que se está llevando a cabo en Australia. Es ese país un tribunal anunció la apertura de una causa penal contra el cardenal George Pell, jefe de las finanzas del Vaticano, por múltiples cargos históricos relacionados con presuntos abusos sexuales.

Asimismo, Murillo, sostuvo que las reuniones con Francisco no han sido «un triunfo», sino un «paso más en un largo camino».»A pesar de la hospitalidad del papa (…), yo estoy cansado, estoy agotado de este camino que ha sido largo, no siento esto como un triunfo (…)», lamentó.

Advirtió de que «la Iglesia chilena no tiene el monopolio del abuso sexual», sino que la pederastia por parte de religiosos contra menores «es una epidemia» cuyo fin «no solo va a depender de lo que pase en Chile», sino de lo que ocurra en casos similares «en otras partes del mundo».

Y dijo que pase lo que pase tras los diálogos con el Papa continuará con «la lucha contra todos los Karadima que abusan y se esconden en la Iglesia, que son encubiertos», para que sean perseguidos.

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