Se trata de una iniciativa de Emanuel Ferrario (VF) que prevé incorporar y aplicar sistemas de gestión basados en objetivos estratégicos, resultados clave e indicadores de desempeño.
Con la intención de hacer más eficiente el Gobierno, el diputado de Volver al Futuro (VF) Emmanuel Ferrario impulsó en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires un proyecto de ley que busca establecer la obligatoriedad para los ministros y secretarios del Poder Ejecutivo de incorporar y aplicar sistemas de gestión basados en objetivos estratégicos, resultados clave e indicadores de desempeño, con el fin de optimizar los resultados de la gestión pública y fortalecer la rendición de cuentas en el ejercicio de sus funciones.
De esta manera, la iniciativa plantea que cada ministro y secretario debe diseñar, implementar y presentar anualmente un plan de objetivos estratégicos, resultados clave e indicadores de desempeño alineado con la visión y objetivos estratégicos del Gobierno de la Ciudad. Además, sostiene que los planes deben ser publicados en el sitio oficial del distrito capitalino el 1 de marzo de cada año, garantizando el acceso a la información pública y la participación ciudadana.
“Deben elaborarse informes semestrales que den cuenta del grado de cumplimiento de los objetivos estratégicos, resultados clave e indicadores de desempeño establecidos en los planes presentados”, sostiene el documento.
Sobre esa misma línea, la propuesta del larretismo plantea que, si un ministro o secretario no alcanza al menos el 75% del cumplimiento de sus objetivos estratégicos, resultados clave e indicadores de desempeño en dos evaluaciones consecutivas, el jefe de Gobierno puede solicitar la renuncia del funcionario o requerir la reformulación del plan de gestión. “Toda decisión adoptada debe ser comunicada públicamente, incluyendo los motivos de la renuncia o el detalle de la reformulación del plan”, agrega el texto.
En los fundamentos de la iniciativa, Ferrario explicó que “la incorporación de estos sistemas de gestión al Gobierno de la Ciudad no solo es conveniente, sino necesaria. El Estado, en muchas ocasiones, queda por detrás de los ritmos que tiene y demanda la Ciudad, sin ofrecer respuestas rápidas a las urgencias cotidianas, y adoptando decisiones de mediano y largo plazo que no siempre responden a criterios de eficiencia ni de eficacia en el uso de los recursos públicos”.
“La verdadera grieta hoy se da entre lo que funciona y lo que no. En tiempos de ritmos cambiantes y exigentes, dejar atrás lo que no da resultados y enfocar la gestión pública en logros concretos es un imperativo. Esta ley propone justamente eso, una herramienta institucional para distinguir entre lo útil y lo inútil, y asegurar que cada área de Gobierno rinda cuentas no solo por lo que hace, sino por los resultados que obtiene”, completó.
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