El subsecretario de Emergencias del gobierno porteño, Néstor Nicolás, informó que las tareas de demolición llevarán «más de un día y menos de una semana». A las 16.35 del domingo empezó el operativo para tirar abajo el edificio de Montserrat.
Debido a los impactos que el inmueble recibió por las bochas de hierro impulsadas por la torre de la grúa que trabaja allí, lo primero que se pudo visualizar fueron las aperturas de grandes grietas en las paredes que aún quedaban en pie tras el derrumbe del viernes pasado.
Según había declarado el ministro de Justicia porteño, Guillermo Montenegro, la intención era apuntalar la estructura para evitar un sorpresivo derrumbe del inmueble, pero la arquitecta y perito, Valeria Parella, negó rotundamente esa posibilidad: «Las columnas principales se encuentran afectadas y eso impide pensar en un apuntalamiento», explicó.
Montenegro calificó lo sucedido como una «tragedia» y aseguró que lo más importante es «la seguridad de los vecinos».
Más de 200 personas han sido evacuadas y el perímetro que rodea la zona del siniestro se encuentra completamente bloqueado. Según el subsecretario de Emergencias de la Ciudad, el mayor riesgo para las personas que viven en los alrededores del edificio afectado, es el polvillo, por lo que recomendó «alejarse» de la zona del barrio de Montserrat.
Si bien se teme que las construcciones cercanas al inmueble que se tira abajo desde la tarde del domingo puedan sufrir desmoronamientos parciales, Nicolás afirmó que «se hará todo lo posible para evitarlo».
El edificio perjudicado fue construido en los años 50 y contaba con diez pisos en los que habitaban en su mayoría familias. Debido a que un vecino alertó a las autoridades sobre extraños ruidos en su casa, la policía evacuó toda la zona y no hubo que lamentar heridos, aunque hay un hombre desaparecido y se teme que esté bajo los escombros. El riesgo de derrumbe impidió la búsqueda, según explicaron las autoridades.
Ciudad1
