No habrá cambio de timón y Sergio Batista seguirá en su cargo, pero en el entorno de Grondona ya se habla de condicionamientos: ciclo cumplido para algunos jugadores, más lugar para Bilardo y espacio para futbolistas locales
Cuando Bilardo proponga sus nombres para suceder a Maradona, ¿creés que te incluirá entre sus favoritos para ser el DT de la selección?
-No lo sé. Creo que como está la relación hoy en día sí. No me gusta que se generen problemas donde no los hay.
-Públicamente parece que la relación no está del todo bien, por el cruce de declaraciones?
-¿De quién? (Interrumpe) ¿Nuestro? Ni la calle crucé. No me cruzo con nadie. Con Bilardo hablamos hasta las dos de la mañana en mi habitación y hablamos de cualquier cosa. Yo le consulto cosas y él me dice que sí o que no, él me consulta y yo le digo que sí o que no? al menos yo pienso que tiene que ser así el intercambio.
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La charla entre el DT Sergio Batista y La Nacion data de septiembre del año pasado, durante sus primeros días como conductor interino del seleccionado, cuando aún se esperaba que una comisión eligiera el mejor proyecto para el conjunto argentino y se pretendía una mayor fluidez con Carlos Bilardo, director de selecciones nacionales de la AFA. Ahora la búsqueda por reconstruir la selección y rescatarla del vaciamiento está emparentada con llevar adelante una serie de recomendaciones para que el actual cuerpo técnico «no se equivoque más». Y uno de esos pedidos tiene que ver con una mayor participación de Bilardo en la toma de decisiones. La historia de nunca acabar.
Quienes lo plantean son los mismos que en diciembre pasado confirmaron al Checho en su cargo, quienes le hacen sugerencias que el DT escucha y que después, con los resultados puestos, nunca son culpables de nada. Las contradicciones abruman. El seleccionado se convirtió en una historia circular donde los mismos temas van y vienen, y generalmente se cuestiona lo que un tiempo antes se había pedido.
El único que salió a escena después de la despedida de la Copa América fue Humberto Grondona, hijo de don Julio y subdirector de las selecciones nacionales, que analizó la situación de Batista. «Esto debe servir para que los errores que se cometieron no se repitan y el cuerpo técnico debe tener la sabiduría para darse cuenta. Hay un futuro importante con las eliminatorias y a veces hay que dejar de lado en quien confiabas si no sirve», dijo en La Red. Y agregó: «A los que no cumplieron las expectativas y que al técnico no le gustaron, es lógico cambiarlos. Tiene que ver quién le sirve y quién no».
La AFA, el comité de selecciones nacionales, el clan Grondona, mejor dicho don Julio, confirmará en los próximos días la continuidad del Checho, pero desde ese mismo momento el técnico deberá respetar ciertas condiciones para continuar al frente del proyecto. ¿Cuáles? Entre otras, una mayor valoración de los jugadores del medio local, la renovación de los futbolistas con un extenso recorrido en el seleccionado, y, además, como se dijo, darle más lugar a Bilardo.
Las mismas viejas cosas, las mismas contradicciones de siempre. ¿O acaso después del Mundial de Sudáfrica 2010 no se planteó la salida de nombres como los de Martín Demichelis y Gabriel Heinze, que no fueron tenidos en cuenta para esta Copa América? ¿Y no se criticó la no inclusión de Diego Maradona de jugadores como Javier Zanetti y Esteban Cambiasso, ambos titulares en el comienzo del torneo continental? Ya no resulta descabellado pensar que a partir de este momento ni Zanetti ni Cambiasso continuarán. Como es probable que Gabriel (Para Checho, el jugador que mejor entiende su pretensión de salir jugando) y Diego Milito tampoco sigan. Y muchas menos chances tiene Carlos Tevez, justamente el readmitido por Batista a pedido del presidente de la AFA. Ahora bien, ¿la pretendida renovación será con el equipo Sub 25 que tanto criticó Grondona después de las derrotas con Nigeria y Polonia, donde jugaron Garay, Fazio, Mussachio, Emiliano Insúa, Belluschi, Piatti y Perotti?
Pretensiones nuevas con problemas continuados. Se vuelve a la idea de darle lugar al seleccionado local, cuando ni los clubes ni los dirigentes están convencidos de ceder a los futbolistas, esos mismos que en pocos partidos pasan a ser de allá y, en algunos casos, perderse en la intrascendencia. La historia de nunca acabar: la confusión.
Fuente: Cancha Llena
