La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se reunió con los jefes aliados con representación parlamentaria para intentar contrarrestar la virtual paralización de la actividad en el Congreso conocida como «huelga blanca», que constituye un rechazo a la ola de denuncias por corrupción.
Rousseff conversó anoche con dirigentes del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y el Partido de los Trabajadores (PT) preocupada por la «huelga blanca» en el Congreso.
«Quedó acordado que la presidenta va a conversar con los partidos, la expectativa es crear un vínculo mayor entre la presidenta y los partidos» para que haya más «armonía» dijo el titular del bloque oficialista en el Senado Romeo Jucá, tras el encuentro en el Palacio del Planalto, según recogió Ansa.
Tres ministros y dos viceministros fueron removidos de sus cargos por Rousseff por acusaciones de corrupción en sólo ocho meses de gestión, el número más alto desde que fue restituida la democracia en 1985.
Además, no se descarta que renuncien los ministros de Turismo, Pedro Novais, que deberá comparecer ante el Congreso, y de Agricultura, Wagner Rossi, ambos del PMDB y denunciados por corrupción.
El senador Jucá dijo que la presidenta continuará tomando medidas contra los acusados y que «el gobierno va a esclarecer todas las denuncias de corrupción que aparezcan».
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