Al menos nueve personas murieron en la capital de Yemen cuando fuerzas del gobierno atacaron a opositores con morteros y cohetes, con lo que ya son casi 90 los muertos desde el inicio del nuevo espasmo de violencia en el país árabe, el fin de semana pasado, informaron autoridades.
Fuentes médicas y funcionarios que pidieron no ser identificados dijeron que seis de los muertos fallecieron en el centro de Sanaá cuando el Ejército disparó proyectiles de mortero y cohetes contra cientos de manifestantes opositores que se habían reunido en el lugar.
Francotiradores apostados en terrazas dispararon también contra las víctimas, dijeron las fuentes.
Otras tres personas, todas ellas peatones, murieron alcanzados por un proyectil de mortero en el norteño barrio capitalino de Hasbah, agregaron las fuentes, citadas por la cadena CNN.
Los nuevos hechos de violencia llegaron un día después de la muerte de otras 16 personas en ataques del Ejército contra funerales de manifestantes fallecidos en choques con fuerzas de seguridad y contra un campamento de opositores en Sanaá.
Los ataques de ayer pusieron abrupto fin a un cese del fuego que había sido anunciado el martes luego de tres jornadas de una dura represión de opositores que dejó más de 80 muertos.
La violencia coincidió con la creciente impaciencia de los manifestantes opositores con el presidente Ali Abdullah Saleh, a quien acusan de querer perpetuarse en el poder en vez de firmar un acuerdo que contempla su renuncia.
Saleh todavía se encuentra en Arabia Saudita, adonde fue trasladado luego de sufrir serias heridas en junio en un ataque contra su residencia por parte de los opositores, que están encabezados por milicias de la confederación tribal más grande del país y apoyados por una unidad rebelde del Ejército.
Mediadores de países del Golfo Pérsico y de la ONU parecen haber abandonado sus esfuerzos por intentar convencer a opositores y oficialistas de que vuelvan a discutir el acuerdo de transición, que está sobre la mesa desde hace varios meses.
El acuerdo contempla la dimisión de Saleh a cambio de su inmunidad ante la ley. El mandatario estuvo a punto de firmarlo varias veces, pero siempre se echó a atrás a último momento.
La semana pasada, Saleh mandató a su vicepresidente a suscribir el acuerdo -que fue propuesto por seis países árabes del Golfo y que está apoyado por Estados Unidos, si así lo deseaba- pero dijo que se reservaba el derecho de no reconocer el pacto.
La oposición rechazó la maniobra y exigió a Saleh, en el poder desde hace 23 años, que ponga él su propia firma.
El conflicto en Yemen comenzó en febrero con una ola de protestas pacíficas contra Saleh en coincidencia con revoluciones populares en otros países árabes.
El gobierno respondió con una dura represión que dejó cientos de muertos y miles de heridos.
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