Está acusado por prevaricación por haber ordenado interceptar las conversaciones en prisión entre los cabecillas de la trama Gürtel, Francisco Correa y Pablo Crespo, y sus abogados. Muestras de apoyo en la calle
Ante la sospecha de la connivencia para blanquear más de 20 millones de euros ocultos en Suiza, como se desprendía de una conversación del primer abogado de Pablo Crespo, el juez Baltasar Garzón ordenó interceptar las conversaciones en prisión entre los cabecillas de la trama Gürtel, Francisco Correa-vinculado al Partido Popular-y Crespo.
Este es el motivo por el cual, desde ayer el prestigioso juez Garzón comparece ante la Sala Segunda del Supremo. El magistrado tomó la palabra y aseguró que no requirió que sean escuchados los letrados, sino a los presos por el caso Gürtel.
Otra de las causas por las que se enjuicia a Garzón, quien recibió muestras de apoyo en la calle por personas que se rechazan «los juicios de la vergüenza», versa sobre negocios con objeto de obtener fondos de entes públicos y sobre los intentos por saltarse las prohibiciones legales en materia urbanística y medioambiental, que habrían afectado a sus negocios inmobiliarios.
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