En su recorrida en jeep entre los fieles, Francisco acostumbra a intercambiar saludos y hasta su solideo. Esta vez, respondió a un grito desde el público. Además, nuevamente hizo subir a un amigo al papamóvil
«Sei unico Francesco!» (¡Eres único Francisco!), gritó dos veces un joven al paso del vehículo que lleva al Papa hasta el palco ubicado en el atrio de la Basílica de San Pedro desde el cual preside la audiencia general de todos los miércoles.
Francisco, interrumpiendo los saludos, le respondió, también en italiano: «Anche te. Anche te sei unico! Non ci sono due come te» (También tú. ¡Tú también eres único! No hay dos como tú).
Esa misma mañana, el Papa notó la presencia de un amigo entre la multitud –que habitualmente es de cerca de 80 mil personas- e hizo detener el jeep para hacerlo subir.
Conversaron un minuto en el papamóvil mientras miles de cámaras y celulares eran disparados para registrar la escena. Luego el hombre descendió y Francisco siguió su camino. Hasta el momento, no se conoce la identidad de este amigo.
Un episodio similar se había registrado hace unas semanas, cuando Francisco divisó entre el público al padre Fabián Báez, párroco de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, y lo hizo subir al papamóvil con él. En este caso, el sacerdote no descendió sino que acompañó a Francisco en el resto de su recorrido. La fotografía dio la vuelta al mundo.
Estos gestos confirman una característica del papa Francisco: la capacidad para practicar una comunicación que es masiva y personal al mismo tiempo.
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