La presidenta brasileña anticipó solapadamente que utilizará la fuerza del Estado para evitar cualquier manifestación que impida el normal desarrollo del Mundial de fútbol. Las protestas en ese país no dejan de incrementarse
«No voy a admitir que haya ningún tipo de desmanes con la intención de impedir que la gente tenga acceso a la Copa», disparó la mandataria brasileña a 8 días del inicio del Mundial de fútbol que se desarrollará en Brasil.
La presidenta de ese país vecino advirtió hoy que su gobierno no va a tolerar manifestaciones violentas que “pongan en riesgo a los cientos de miles de asistentes que concurrirán a la Copa del Mundo de fútbol”, que arranca dentro de 8 días en la ciudad de San Pablo.
Rousseff defendió la realización de la Copa ante las críticas sobre el elevado costo de los estadios y los atrasos en las obras. Según la mandataria, cuando Brasil asumió la sede del evento deportivo, la FIFA había indicado que los estadios se harían con fondos de la iniciativa privada.
Pero cuando el gobierno vio que no salía ni “medio estadio”, lanzó líneas de financiación pública para que pudieran construirse, explicó en un encuentro con corresponsales en la residencia presidencial, la noche del martes.
Las protestas en Brasil que se posicionan en contra de la realización de la Copa han cobrado una gran masividad en los últimos meses. La presidenta fue clara en ese sentido, y pese a ironizar con que “las movilizaciones tienen toda la legitimidad, son el precio de la democracia”, lanzó una fuerte advertencia para quienes intenten manifestarse durante el desarrollo del Torneo.
