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La enfermera con Ébola mostraba síntomas pero se fue de vacaciones

En España la paranoia alrededor de una posible expansión del Ébola se ha multiplicado luego del contagio sufrido por una enfermera que estuvo en contacto con el misionero enfermo que falleció a causa de este mortal virus el pasado 26 de septiembre. Según trascendió, la mujer infectada salió de vacaciones un día después que el misionero falleciera y, aunque se le detectaron síntomas de la enfermedad, nadie le impidió que se fuera de cualquier manera.

La auxiliar de enfermería infectada de ébola tras tratar al misionero fallecido Manuel García Viejo presentó síntomas cuatro días después de la muerte del sacerdote. El 30 de septiembre, la sanitaria tenía «sintomatología vaga», como lo ha llamado el director general de Atención Primaria de Madrid, Antonio Alemany. Según éste, «como no llegaba a 38,6 grados, que es lo que se aplica como criterio para el ébola», no se tomaron mayores medidas.

La enfermera entró en dos ocasiones en la habitación del Hospital Carlos III donde permanecía el sacerdote Manuel García Viejo. Una para atenderlo y otra para recoger material tras el fallecimiento del misionero el 25 de septiembre.

Una vez terminado el servicio, salió de vacaciones. El 30 de ese mes se le detectaron esos síntomas de fiebre «no muy alta y astenia», en la definición de Alemany. Siguió haciendo su «vida normal» hasta el 5 de octubre, cuando fue atendida por los servicios del Summa 112 al encontrarse peor.

En ese tiempo no estuvo aislada y siguió con su «vida normal», según ha indicado el director. El gerente del hospital de La Paz, Rafael Pérez-Santamaría, ha justificado este proceder argumentando que «existe un periodo silente durante el cual no hay carga viral suficiente como para detectarse». En cambio, la misionera Juliana Bonoha, que llegó a España con pruebas negativas junto al misionero Miguel Pajares, estuvo 21 días aislada en el Hospital Carlos III para cubrir la fase de incubación de la enfermedad.

Ahora son 53 los ciudadanos españoles aislados en observación. Se trata de personas que estuvieron en contacto cercano con la enfermera.

El exdirector de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Ildefonso Hernández, contrapone que «por principio de precaución, aunque los síntomas no fueran muy claros, debería haberse puesto a esta persona en aislamiento». «El umbral no es matemático», ha añadido refiriéndose a la temperatura de la sanitaria. También ha analizado que, siendo la infectada una profesional, «es de suponer que haya tomado precauciones».

Las autoridades sanitarias han manifestado que están «haciendo una lista de los contactos» que la enfermera y su marido han mantenido desde que dejó de trabajar. Aunque no han especificado dónde ha estado el matrimonio durante estos días. Sobre la manera en que contrajo la enfermedad, Sanidad no tiene aún respuestas pero han asegurado que no tienen «constancia de que hubiera algún accidente».

La paciente será tratada en el Hospital Carlos III. El personal del Summa 112 que atendió a los 30 sanitarios que estuvieron con el sacerdote tendrán «vigilancia epidemiológica», ha dicho Alemany. Este lunes por la noche, la Consejería de Sanidad de Madrid ha convocado a los sindicatos del sector. Allí no han podido especificar por qué se la ingresó en el hospital de Alcorcón, más allá del hecho de que sea vecina de esa localidad. «No debería haber acabado allí», especifican fuentes de esa reunión. «Eso es lo que hay que averiguar ahora, en qué está fallando la cadena», añaden.

Algunos trabajadores de la Fundación Hospital Alcorcón han contado que «no ha habido información» y se han quejado de estar enterándose de todo el asunto «por la televisión y los mensajes de móvil». La jornada ha sido de locura en este centro hospitalario, según relatan los trabajadores: «La gente de admisión quería tirar los teléfonos de la cantidad de llamadas…».

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