El candidato opositor insiste en remarcar la supeusta corrupción en el gobierno, mientras la mandataria destaca los logros sociales.
El próximo domingo Brasil celebrará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y ya vive un clima de máxima tensión a raíz de la dura disputa por votos que libran la actual mandataria y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, y el senador opositor Aécio Neves, quienes según las últimas encuestas se encuentran en un empate técnico.
Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), y Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), debatieron el domingo y repitieron las acusaciones mutuas.
El opositor, quien obtuvo más del 33% de los votos en la primera vuelta, insistió en criticar la política económica del actual gobierno –a la que responsabilizó del aumento de la inflación y de la caída en el ritmo de crecimiento del país– y en recordar el escándalo desatado por la confesión de desviación de dinero de la empresa Petrobras en favor de partidos oficialistas, hecha ante la justicia por un ex director de la petrolera.
La mandataria, por su parte, quien obtuvo más del 41% de los sufragios en primera vuelta, recordó los avances económicos y sociales logrados por Brasil durante los 12 años de gobierno del PT frente a la situación en que vivía el país entre 1995 y 2002, cuando fue gobernado por el principal líder del PSDB, Fernando Henrique Cardoso.
Rousseff destacó que un informe reciente de las Naciones Unidas excluyó a Brasil de la lista de países en situación de inseguridad alimentaria –el llamado «Mapa del Hambre»–, y aseveró que su gobierno generó 5,6 millones de empleos, además de ampliar el programa Beca Familia, que concede ayuda financiera oficial a más de 50 millones de personas.
«Tenemos una de las tasas de desempleo más bajas de la historia, del 5 por ciento. Nadie puede quitarnos esto», dijo la mandataria, quien sostuvo que, a diferencia de lo que hace su gobierno, durante la gestión de Cardoso numerosos escándalos de corrupción dejaron de ser investigados y sostuvo que, cuando era gobernador de Minas Gerais, Neves desvió más de 3000 millones de dólares del presupuesto de salud, lo que fue desmentido por el opositor.
Como respuesta, Neves sostuvo que los avances sociales se iniciaron durante el gobierno Cardoso, quien controló la inflación y puso en marcha los programas de transferencia de renta a la población más pobre que se convirtieron en Beca Familia durante la Presidencia de Luiz Inacio Lula da Silva, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010 y dejó el poder con una alta popularidad.
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