Con la advertencia sobre un probable incremento en las tasas de interés por parte de China, acciones y bonos podrían desplomarse y despertar una masiva toma de ganancias.
Tibio comienzo tendrán los mercados esta semana. Con la pesada carga que implica haber retrocedido en puntos –y haber ganado en temores– los inversores deberán sopesar cuál miedo es más grande. Hay para todos los gustos. Por un lado, el fuerte rumor sobre el incremento en las tasas de interés en la economía China podría “enfriar” la violenta suba en el precio de las commodities al tiempo que esto impactaría negativamente en la evolución de algunos valores del mercado de acciones. Por otro, la mega emisión de dinero que puso en marcha Estados Unidos, y los estériles resultados cosechados en el último encuentro del G20 en Corea del Sur, volverían a poner presión alcista en los mercados emergentes. A ello habrá que sumarle el desenlace de la situación financiera de Irlanda y los pronunciamientos de los países más poderosos de la zona euro.
El viernes la Bolsa de Nueva York selló su peor jornada en tres meses en una sesión marcada por los temores. El Dow Jones bajó 0,8% mientras el selectivo S&P 500 perdió 1,18%. Según los operadores, influyó principalmente en el ánimo de los inversores el posible efecto inflacionario que podría tener ese plan en la economía de la primera potencia mundial. Esa noticia se unió a los crecientes temores sobre la deuda de los países periféricos de Europa.
Además, hoy se conocerán los datos de ventas minoristas en EE.UU. mientras que el resto de la semana los inversores pondrán su interés en los datos de inflación y los subsidios por desempleo.
Sin resultado
El viernes concluyó la cumbre del G-20, de la que Estados Unidos salió mal parado tras no lograr un acuerdo con Corea del Sur sobre el Tratado de Libre Comercio y después de recibir duras críticas por parte de China y Europa a causa del plan de estímulo de la Reserva, que debilitará artificialmente el “billete verde” para mejorar sus exportaciones.
Los líderes de los principales países desarrollados y emergentes –entre ellos Argentina– se comprometieron a evitar las devaluaciones competitivas y a trabajar para reducir los desequilibrios mundiales, pero aplazaron hasta 2011 la tarea de identificar las distorsiones que aporta cada país. Ante ese cúmulo de noticias sobre la economía mundial, apenas tuvo repercusión en el ánimo inversor el positivo índice desconfianza de los consumidores en la economía de Estados Unidos, que subió por encima de lo esperado en el mes.
Fuente: cronista