Ahí está Estudiantes. Arriba de todos en el torneo local. Clasificado para los octavos de final de la Copa Libertadores. No importan los nombres, más allá de que mucho tenga ver la presencia de Juan Sebastián Verón, emblema de esta generación. Con oficio, con ganas de seguir pasando barreras. Se notó en Ibagué, el fuerte reducto de Deportes Tolima. Allí, el Pincha salió a jugar como si fuese el dueño de casa. Como si estuviera en 1 y 57, en el Unico o en Quilmes. Porque se sabe que este equipo siempre va al frente. Y casi siempre consigue lo que quiere.
Ayer se trajo de Colombia el empate que necesitaba para lograr su lugar entre los 16 meiores del torneo continental. Fue 1-1 y a cantarle a Gardel. Federico Fernández, de cabeza, abrió el marcador luego de conectar un preciso centro que salió del guante zurdo de Leandro Benítez. Así encauzó el trámite de un partido que nunca pareció estar en riesgo, pese a que Nelson Benítez hizo un penal infantil -le pegó un manotazo a la pelota en un centro- que Noguera se encargó de transformar en gol.
Entre la tenencia del balón y algunas buenas intervenciones de Agustín Orión, Estudiantes se llevó todo lo que fue a buscar. Es que ya se trata de una costumbre. En sus últimas cinco participaciones en la Libertadores -sólo se perdió la edición 2007-, jamás falló en el intento de sortear la fase de grupos. Anoche, en Colombia, logró el objetivo y también le dio una mano a Cruzeiro. Y va por más.
Fuente: La Razón
