Hay muchos guitarristas muy buenos pero sólo unos pocos elegidos se adueñan de un sonido que llevan como marca registrada: Slash es uno de esos. Ayer en Colegiales, y el domingo en el Malvinas Argentinas, demostró que en sus manos lleva el sonido que definió a los Guns N’ Roses y marcó una época.
El ex “violero” de los Guns y Velvet Revolver salió con una remera que decía “Buenos Fucking Aires”, su típica galera, pantalones de cuero negros y zapatillas con puntera blanca. Empuñaba su inconfundible Gibson Les Paul por debajo de la línea de la cintura.
Tras los primeros tres temas, “Ghost”, “Mean Bone” y “Sucker Train Blues”, llegaría el primer éxtasis de los 90, “Nightrain”. El público estalló en un grito de alivio ante el primer tema de los Guns de la noche. Casi en un acto de provocación rockera y como si Slash hubiera salido a decir “Yo soy los Guns”, el guitarrista metió una seguidilla de temas de la banda que lo llevara a la gloria: “Rocket Queen”, una impecable “Civil War”, “My Michelle”, “Patience” y uno de los puntos más altos de la noche, “Sweet Child O’ Mine”. El estadio ardía. Parecía que no se podía llegar más alto en adrenalina.Pero sí, porque el postre fue con “Slither”. Pasó Slash, con su parafernalia de rock californiano, y con su aura intacta.
Fuente: La razón
