Había una vez un equipo que manejaba la pelota y los tiempos hasta que sus rivales se cansaban y, entonces, les convertía un gol que se hacía casi imposible de remontar. Eso era Estudiantes hasta no hace mucho tiempo. Pero ahora, todo parece costarle más de la cuenta. Ni mejor ni peor, a veces con diferente esquema pero generalmente con los mismos nombres, la versión que dirige Eduardo Berizzo ya suma siete partidos sin ganar entre Clausura y Copa. La última muestra de su nueva realidad fue anoche frente a Cerro Porteño: dominó durante gran parte del encuentro, pero apenas consiguió un empate sin goles como local que puede complicarle la clasificación a los cuartos de final de la Libertadores.
El césped del Estadio Ciudad de La Plata sigue estando bastante desparejo, no como el primer tiempo del choque de ida entre platenses y paraguayos, que fue muy equilibrado, en juego y en ocasiones de gol.
Es más, los primeros llamados de atención los dio Cerro. Con Leo Astrada en el banco, tenía la ventaja de que el DT conocía muchos de los movimientos de sus ex dirigidos y preocupó con dos argentinos: Jonathan Fabbro y Roberto Nanni.
El Pincha lo emparejó pronto y hasta el final fue el más claro, sobre todo cuando la pelota pasaba por los pies de Enzo Pérez -el conductor ante los altibajos de Verón- y Pablo Barrientos. Sin embargo, su gran déficit viene siendo la falta de contundencia en el área rival. Ni el uruguayo López ni la Gata Fernández pudieron quebrar la resistencia del seguro arquero Barreto.
Con la Bruja afuera por lesión y uno más por la roja a Burgos en el cierre, Estudiantes se jugó las últimas fichas a algún centro salvador. No pudo ser, y ahora deberá ir a buscar el pasaje a Asunción, dentro de una semana. Lo más sabroso fue que pudo mantener el arco invicto, pero quedó mucho gusto a poco…
Fuente: La Razón