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Alfredo Coto quiere sumarse al boom inmobiliario, pero deberá reformar el ambicioso proyecto que planeaba

Los motivos de este boom son varios, pero podrían reducirse en dos principales. Primero, el lugar estratégico que ocupa la ciudad de Rosario para los productores agropecuarios del país, debido a la cercanía con los puertos. El mercado inmobiliario de la zona se nutre principalmente gracias al sector agrícola-ganadero.

En segundo lugar, el crecimiento de la población universitaria. Se estima que aproximadamente el 45% del alumnado de la Universidad Nacional de Rosario provienen de ciudades aledañas. «Para albergar a esos estudiantes necesitas unas 27 mil unidades de departamentos, el equivalente entre 400 y 600 edificios, son 3.500 metros cuadrados; 700 millones de dólares volcados a la producción solo en costo del edificio», explicaba el año pasado a la prensa rosarina Gabriel Redolfi, presidente de MSR Constructora.

 

El terreno elegido para llevar a cabo su proyecto está ubicado en la ex Yerbatera Martin, frente al parque Urquiza, a metros del Monumento a la Bandera y con vista privilegiada al río Paraná.

Coto compró esos terrenos a principios de la década del 90, luego del fallecimiento de uno de los dueños de la Yerbatera Martin. Allí se emplazaban los almacenes para el acopio y distribución de la yerba que producían en Misiones.

 

Sin embargo, no fue hasta el 2006 que el empresario decidió proyectar un negocio inmobiliario en ese lote. Primeramente, se planeaba levantar una sucursal de su cadena de supermercados. Luego, el plan cambió y viró hacia un complejo de viviendas distribuidas en 5 torres de 78 metros de altura, con amenities incluidas.

El proyecto presentado en 2006 finalmente no prosperó y el terreno siguió sin rumbo hasta el 2019. Ese año, y justo antes de dejar el municipio en manos de Pablo Javkin, la entonces intendenta socialista Mónica Fein, ingresó el expediente del proyecto inmobiliario en el Concejo Deliberante para que los ediles lo discutan.

El negocio inmobiliario contaba desde el principio con muchas resistencias por parte de los concejales de todos los sectores. Es que Coto, junto con los arquitectos Rodolfo Miani, del estudio porteño BMA y Rubén Polano de Coto Cicsa, y la apoderada de la firma Gensar en Rosario, Alicia Ferreyra, planeaban construir dos mega torres al mejor estilo Dubai.

 

Esto no fue bien recibido entre los ediles rosarinos y tampoco fue acogido por el intendente Pablo Javkin. Los motivos por los cuales el proyecto generaba rechazaba eran varios. Principalmente, porque muchos consideraban que la fachada de las torres iban a desentonar con el señorial barrio Martin. Y además, había dudas respecto al impacto que tendría el emprendimiento en los servicios de luz, agua, cloacas y gas.

Es que en la ciudad hay una tendencia a cuidar la estética de la zona lindera al río Paraná, donde se construyen la mayoría de los edificios. Hace unas semanas, también estuvo en discusión la posibilidad de que Hilton inaugure un hotel en calle España, debido a que el proyecto no destinaba la cantidad necesaria de metros cuadrados para la recreación al aire libre.

Por estos motivos, los ediles decidieron cajonear el proyecto de Coto y nunca lo trataron en el recinto. Debido a eso, y con la presión de ver trunco su negocio, el supermercadista decidió escuchar las sugerencias y cambiar el proyecto.

Para dar cuenta de ello, se reunión con el intendente Pablo Javkin. En ese encuentro, el empresario aseguró que la idea de las dos mega torres era más del arquitecto a cargo que un entusiasmo propio. Además, le comentó a Javkin la reformulación del proyecto: ahora Coto planea construir una sola torre de lujo, y crear en la planta baja un centro comercial al que podrán acceder los habitantes de la ciudad.

A priori, el cambio cuenta con el visto bueno del intendente, ya que es mucho más acorde a la estética del barrio Martin. Una vez que el empresario tenga los planos, y si el proyecto supera la altura permitida por la Ordenanza 8081 del «Convenio de Autolimitación», que autoriza como máximo la construcción de 57 metros y un tope de 20 pisos, deberá pedir nuevamente autorización en el Concejo.

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