El clima de la delegación argentina, ayer, en París, era mucho mejor que el de comienzos de semana, cuando no abundaba la confianza. El Gobierno había logrado zafar de una sanción del GAFI , la organización internacional que vigila el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. “Nos fue bien, diría que muy bien”, comentó a Clarín alguien de la comitiva.
Consideró clave el discurso que pronunció el ministro de Justicia, Julio Alak, en el plenario de delegados de los países miembros del GAFI que trató el caso argentino. Tal cual se esperaba, Alak hizo un repaso de las medidas que aquí habían sido tomadas contra el lavado de dinero.
Justamente, después de una declaración del organismo muy crítica, de octubre del año pasado, hubo una seguidilla de resoluciones.
Reforzaron los controles sobre las entidades financieras y cambiarias, los operadores bursátiles, los negocios inmobiliarios, las tarjetas de crédito y de compra y los cheques de viajero.
Todas ellas fueron, entre otras, cartas que el ministro jugó en la capital francesa. Y todas para evitar que la Argentina fuera incluida en una lista gris , donde aparecen los países a los que se tacha de no cumplir con las normas internacionales. Ese era el riesgo que amenazaba al Gobierno: quedar expuesto a trabas de todo tipo.
Hubo otra referencia de Alak que al menos representó un avance respecto de algo se le cuestiona fuerte al Gobierno, esto es, la falta de condenas . Contó el caso una banda que pretendió lavar el dinero de un robo, detenida y juzgada en Córdoba.
El hecho se produjo en 2009. Y, por esas cosas de la incomunicación entre la justicia provincial y la federal, el Gobierno se enteró tarde de un fallo que, antes, le habría venido bien como argumento.
Viene a cuento reiterar que el lavado consiste en ingresar al circuito legal plata obtenida ilegalmente. En esa categoría entra la evasión, pero son los fondos provenientes del narcotráfico y del terrorismo internacional lo que preocupa, sobre todo, a las potencias que pesan en el GAFI.
Seguramente, el Gobierno venderá como un triunfo el haber sorteado una sanción en París. Según se verá, no da para tanto.
En junio, el país volverá a la mesa examinadora . Y resultará clave, para entonces, tener una ley que permita sancionar el lavado directamente con pena de prisión. Lo mismo que el autolavado, o sea, cuando se blanquea dinero propio y no de otros. Eso prometió el ministro de Justicia.
También será necesario trabajar más activamente para presentar un mayor número de condenas , y no sólo una. En ámbitos judiciales se dice que hay otra, por lavado de dinero, pronta a salir.
Entre las tareas pendientes entra, además, reforzar los controles sobre los fondos que de aquí van a los llamados paraísos fiscales , allí donde se mide más la plata y menos su origen. La Presidenta habla recurrentemente, en foros internacionales, sobre los paraísos fiscales, aunque está visto que con eso no alcanza. Se trata de uno de los focos siempre en la mira de las potencias, pues creen que por esos centros se cuela dinero del narcotráfico y del financiamiento al terrorismo.
Más de lo mismo pasa por cumplir religiosamente con la normativa del GAFI, cosa que las naciones de la llamada lista gris no hacen: para el organismo, desde Venezuela y Paraguay hasta Siria, Angola y Vietnam.
En la misma línea de las cuestiones pendientes figura acentuar las inspecciones. Incluyendo, esta vez, a cooperativas y mutuales , pues hay quienes sospechan que por esas vías puede ser canalizazo dinero ilegal.
En su discurso de París, Alak resaltó las medidas que incrementaron el poder de la Unidad de Investigaciones Financieras, la institución oficial que reporta al GAFI. Habló del aumento del personal y del presupuesto y de las mejoras tecnológicas.
Claro que eso debiera verse en resultados concretos , tal cual sigue exigiéndosele a la Argentina.
En la delegación argentina resaltaron que, entre los delegados de los estados miembros, prácticamente no hubo observaciones sobre las medidas adoptadas, salvo algunas recomendaciones de Estados Unidos . “La pasamos mejor que en octubre”, dijeron.
El saldo de octubre, también en París, fue decididamente malo. “El GAFI expresó su decepción y preocupación acerca del incumplimiento de la Argentina en implementar un adecuado sistema de ADL/CFT”, dijo el organismo. Las siglas son lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
Está por delante, ahora, el monitoreo de junio. Tras esa y otras amonestaciones y con tareas pendientes, se prevé una mesa examinadora muy exigente .
Fuente: ieco.clarin.com